Un soldado alemán es seguido por habitantes de Aliabad mientras patrulla. / REUTERS
MUNDO

Un anillo de acero para proteger Kabul

Treinta puestos de control y una gran fuerza militar aliada blindará la capital afgana de cara a las próximas elecciones

| ENVIADO ESPECIAL. KABUL Actualizado: Guardar
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Los refuerzos prometidos por Barack Obama están llegando a Afganistán para desplegarse en Wardak y Logar, dos de las seis provincias que rodean Kabul. El incremento de fuerzas americanas -unos 3.000 hombres hasta el momento de los 21.000 prometidos- tiene el objetivo de fortalecer los controles de acceso a la capital y de formar a una nueva milicia urbana bautizada como Fuerza Afgana de Protección Pública. Con un sueldo de 120 dólares (92 euros) -similar al de un policía uniformado-, un mes de entrenamiento y armados con los tradicionales AK-47, esta milicia es el enésimo experimento para intentar frenar los avances de la insurgencia hacia la capital. Aunque la idea original era que todos los milicianos fueran seleccionados por los líderes tribales locales y que procedieran del mismo lugar donde fueran a desplegarse, finalmente es la Seguridad Nacional la que ha tenido que reclutar jóvenes y, como ocurre con la Policía, los han tenido que traer de distintas zonas del país por la falta de apoyo local.

En el centro urbano de la capital se está creando una auténtica zona verde, en la que se encontrarían el palacio presidencial, el cuartel general de la Isaf o embajadas como la de EE UU, Reino Unido o Alemania. Se han cortado calles al tráfico y cada día los muros de las delegaciones diplomáticas, residencias oficiales o campamentos militares crecen un poco más.

El paisaje bagdadí a base de los conocidos muros Texas se va apoderando de un Kabul en el que la Policía también colaborará en los próximos comicios mediante la puesta en marcha del dispositivo anillo de acero, por el que se establecerán treinta puestos para controlar los accesos a esa especie de zona verde. Un dispositivo en el que España colabora a través de los miembros de Policía Nacional y Guardia Civil -integrados en la misión de la UE- que se encargan de entrenar a los 4.000 agentes necesarios para formar este anillo.

Junto al control del centro urbano, resulta imprescindible la vigilancia en las zonas rurales. «Kabul es el espejo del país en el mundo y debe estar bajo control». El teniente coronel Di Somma observa el horizonte desde la torre de control de la FOB de Stertzing, en pleno valle de Musayi. Las fuerzas italianas son las responsables de la seguridad en la zona rural del sudoeste de la capital, las francesas en el norte y las turcas al sudeste.

«En este lugar no hay presencia permanente de insurgencia, pero los talibanes vienen del sur y hacen propaganda en las aldeas para recabar apoyos», destaca Di Somma, que recuerda que desde los ataques en cadena a edificios públicos del pasado 11 de febrero la ciudad está en calma. «A finales de 2008 hubo un momento en que los talibanes lograron sitiar la capital y controlaban las principales vías de acceso, eso no se puede volver a repetir», opina un funcionario de Naciones Unidas con larga experiencia en la zona.