PAN Y CIRCO

Zapatero, ministro de deportes

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No sé si ustedes se han preguntado -a ver, levanten la mano; bueno ya veo que alguno sí- qué pinta Zapatero como ministro de Deportes. A lo mejor es que con la que está cayendo, el hombre decidió que había que inventarse algo que fuese divertido; que elevase la monotonía que desde hace meses viene sufriendo el españolito de a pie, algo que revolucione, que rompa la mañana y que ponga el grito en el cielo, por si los cambios llevados a cabo en la reciente remodelación del Gobierno no hubiesen dejado ya con la boca abierta al personal. Así que para rizar el rizo de la incoherencia va y anuncia que él mismo tomará las riendas del Deporte. O sea: seguiremos sin un Ministerio de Deportes, con lo cual vuelve a incumplir su promesa de instaurarlo en esta legislatura. Pero con tantos cambios, dudas, combinaciones y sustituciones se le ha debido ir el santo al cielo y se olvidó de su creación. Aunque bien pensado, debió reservarse el cargo de ministro de la cosa ya que nuestros deportistas están en un momento álgido y, en fin, que puede presumir de sus gestas -la de los deportistas-; ora con Nadal en Roland Garros, ora con el Barça con el copa de la Champions, ora con Dani Pedrosa en motociclismo, ora con la selección nacional de fútbol en África, ora con periquito-el-de los-palotes-campeón-de-chapas. . Pero, vamos a ver, con la que está cayendo, ¿va a tener tiempo el señor presidente de ocuparse y preocuparse del deporte patrio? Con un presidente de Gobierno con tales entendederas, ¿qué nos queda? El aburrimiento, los miedos de que un gafe -como dicen que es- eche por tierra muchas aspiraciones y sueños de nuestros deportistas. Asumir que Zapatero sea ministro de Deportes es admitir la perogrullada de que «fútbol es fútbol», que va a superar al mismísimo Samaranch, y que el Real Madrid no ha ganado ni una Copa de Europa. O sea.