Alberto Contador vence en la crono y sentencia a su favor la Vuelta al País Vasco

Alberto Contador ha cambiado de piel. Su color natural comienza a ser el amarillo, el de líder, el del ganador que no desfallece nunca. Ha mutado y ese tono permanecerá unido a su vida deportiva hasta que se retire. Hace dos años dijimos que había nacido para el amarillo.

Los hechos le siguen dando la razón. Cuando comenzaba esta Vuelta al País Vasco, el ganador de la prueba, por segunda vez consecutiva, quería quitarse presión, ese estado sicológico que lleva a muchas personas, deportistas o no, a visualizar problemas que se convierten en un muro invisible que nunca se puede atravesar.

Alberto Contador ganaba en Arrate y también lo hacía en la contrarreloj, en esos 24 kilómetros en los que hizo más diferencias que en la montaña eibarresa. De allí salió con ocho segundos de ventaja sobre Samuel Sánchez, Toni Colon y Cadel Evans. Desde el inicio de la crono no dejó ninguna opción. En cinco kilómetros ya había dictado sentencia: 24 segundos le sacaba a Samuel Sánchez, 26 a Luis León Sánchez, 31 a Cadel Evans y 11 a Toni Colon.

Era un escalador. Ahora se ha convertido en eso que se llama un ciclista completo. Sus números en las cronos son apabullantes. Toni Colon perdía 22 segundos; Samuel Sánchez, 45; el triple campeón del mundo contrarreloj, Michael Rogers, 1:09; Luis León Sánchez, 1:13; y Cadel Evans, 1:25. ¿Qué se puede decir después de esos tiempos?

Esta temporada lleva tres victorias contra el crono: en París-Niza y la Vuelta al Algarve, que se unen a la de este sábado. Contador está cerrando su círculo deportivo. Muestra la misma fortaleza en la montaña que en las contrarrelojs.