La actriz española ha estrenado el micrófono en el primer Oscar de la noche que le han entregado cinco actrices de lujo, y con su familia delante abrazándose de emoción.
ACADEMIA DEL CINE DE Hollywood

«Todavía no me lo creo»

La chica de Alcobendas, vestida de princesa por Pierre Balmain, cumple su sueño en Hollywood

LOS ÁNGELES Actualizado: Guardar
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Llegó radiante en un vestido de tul y encajes diseñado por Paul Balmain que cuando le echó el ojo hace ocho años en una tienda de “vintage” ya tenía más años que ella. En los pasillos del Teatro Kodak había tenido que esconderse 15 minutos para desahogar la tensión a lágrima viva. “Ha sido muy fuerte para mí”, confesó. “Estoy feliz, muy emocionada, muy contenta, todavía no me lo creo”.

“He pasado muchos nervios, el corazón me iba a mil por hora y cuando Tilda Swinton me ha mirado antes de decir mi nombre… ahí sí que pensaba que me iba a caer redonda”.

Pero no lo hizo. Penélope Cruz se convirtió anoche en la primera actriz española en ganar un Oscar, el de Mejor Actriz de Reparto por su papel de María Elena en Vicky Cristina Barcelona. Seguía así la tradición de otras actrices de reparto que bajo la dirección de Woody Allen se han llevado la estatuilla a casa – Mira Sorvino por Mi querida Afrodita y Diane Wiest, dos veces, por Hannah y sus hermanas y Balas sobre Broadway. Para seguirlas la actriz española ha tenido que batir entre otras a la oscareada Marisa Tomei, que como Mickey Rourke se ha quedado en la cuneta, dejando a una de las más grandes películas del año, El Luchador, con las manos vacías.

“Pesa bastante”, dijo Cruz contemplando la estatuilla dorada, “pero no lo suelto. Es que todavía no me lo creo del todo, cuando me lo dieron tardé como cinco minutos en poder mirarle la cara”.

Agradecimientos

Era el segundo año consecutivo que los actores españoles hacían historia sobre el escenario, y aunque hablar de su vida privada con Javier Bardem es tema prohibido, la actriz de 34 años es demasiado mística como para dejar pasar la coincidencia de haber seguido los pasos de su pareja. “Es que eso me hace una ilusión todavía más especial, el hecho de que el año pasado el primer actor español en ganarlo fuera Javier, y este año lo he ganado yo, y los dos empezamos nuestra carrera a la vez con Jamón, Jamón, yo tenía 16 años y él 21 …Es una casualidad increíble”.

Bardem la había felicitado en seguida, pero por supuesto ella no quiso dar detalles. Entre el aluvión de llamadas e emails estaba también el de Pedro Almodóvar, con el que puede volver a los Oscar el año que viene si la película que acaban de rodar, Abrazos rotos, responde a las expectativas. “Me ha escrito todos los días de esta semana, estaba más nervioso que yo”, se rió la actriz.

Para él fue el primer agradecimiento “por haberme hecho parte de tantas aventuras”, después de Woody Allen, claro, al que agradeció no sólo “por confiarme este personaje tan hermoso” sino también “por haber escrito a lo largo de los años tantos papeles maravillosos para mujeres”.

Bajo su dirección Penélope Cruz se atrevió a explotar el histerismo de Maria Elena, esa artista neurótica con la que a menudo temía pasarse. “Créeme”, la tranquilizaba Woody Allen, “hay mujeres así, yo las conozco”.

La chica de Alcobendas cumple un sueño

Ella dice que no se acuerda de lo que dijo en cuanto subió al escenario, pero en esos dos minutos escasos le dio tiempo también a acordarse de sus primeros directores, Bigas Luna y Fernando Trueba, así como del todopoderoso distribuidor Harvey Weinstein, que ha movido los hilos de Hollywood para lograr su nominación y finalmente su triunfo.

Y luego, en su idioma, “a todos los que desde España ahora están compartiendo este momento conmigo: Que sepan que esto también es de ellos, se lo dedico. Y a todos los actores de mi país. "¡Muchísimas gracias, Thank you so much!"

Y es que la chica de Alcobendas acababa de cumplir un sueño largamente acariciado en una vida de mágicas coincidencias que eclosionó esa noche en el Teatro Kodak: “Crecí en un lugar llamado Alcobendas, donde esto no era un sueño muy realista”, contó a una audiencia que seguramente nunca había oído hablar de semejante lugar. Entonces se quedaba despierta hasta el amanecer para ver la ceremonia de los Oscar. Anoche había prometido bailar hasta la madrugada en compañía de su familia, su mejor amiga de la infancia y la directora Isabel Coixet, que se paseó por la alfombra roja del brazo del productor Jaume Roura.

Slumdog Millionaire, la triunfadora

No era la única que esa noche veía realizarse sueños imposibles, ni la más alejada de esa fábrica del cine que los hace realidad. Los niños de los suburbios de Mumbay que protagonizan la película Slumdog Millionaire subieron emocionados al escenario en la escena final de la noche más grande del cine, cuando se entregó el premio a la Mejor Película del Año.

La cinta del director Danny Boyle arrasó al llevarse ocho de los diez Oscar para los que estaba nominada, incluyendo los de Mejor Director y Mejor Guión Adaptado. La gran damnificada fue la maravillosa superproducción de El curioso caso de Benjamin Button, que sólo se llevó tres de los trece a los que aspiraba.

Casi todo encajó en el guión de las quinielas, como el Oscar de Mejor Actriz para Kate Winslet, que se estrenaba gracias a The Readers después de cinco nominaciones, el de Mejor Actor para Sean Penn por Harvey Milk, y el póstumo para Heath Ledger como Mejor Actor Secundario por El caballero oscuro. Fue en la categoría de Mejor Película en lengua extranjera donde vinieron las sorpresas, al recaer en manos de la japonesa Departures, que se benefició del voto dividido entre las dos favoritas, la israelí Wals con Bashir y la francesa La Clase.

Cambios brillantes

Por su parte, el actor australiano Hugh Jackman cumplió con su papel de hombre sexy capaz de cantar, bailar y gastar bromas en una ceremonia que pretendía reinventarse para recuperar la audiencia perdida.

“Me ha parecido preciosa”, dijo Cruz aún emocionada, “muchos de los cambios que han hecho funcionan muy bien. Ha estado genial”.

El más aplaudido fue la decisión de que cinco actrices ganadoras y otros tantos actores entregasen respectivamente los premios homenajeando en voz alta a cada nominado, en lugar del tradicional tráiler de cada película.

La taquilla, sin embargo, que suele ser el indicador de la audiencia de los Oscar, predice que las sorpresas de la noche no se extenderán a los ratings. Aunque quién sabe, “Nada es imposible”, dijo el equilibrista francés Philippe Petit que protagoniza el documental ganador Man on Wire. “Es hora de agradecer a la Academia por creer en la magia”.