abraham carmona | profesor y cantaor

«A los chinos les falta la pasión en el flamenco, pero llegarán a aprender»

SHANGHAI Actualizado: Guardar
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Su caso es único. Nunca antes un cantaor de flamenco había compuesto, producido y grabado un disco en China. Él, aunque considera una locura sacar ahora un disco, acaba de publicar Silencio. Abraham Carmona (Sevilla, 1982), pertenece a la dinastía gitana de los Carmona, una de las grandes de esta música. Hace ya casi tres años que dejó Andalucía y se estableció en Shanghai, donde el frenesí de la China del siglo XXI le ha cautivado y donde ha encontrado un mercado casi virgen en el que se aprecia el flamenco.

–¿Qué saca de China?

–Aunque parezca extraño decirlo, China ha formado mi música. En Shanghai he tenido la ocasión de codearme con músicos de todas las nacionalidades y estilos. Aquí es donde he decidido crear un flamenco mestizo, que incorpore sonidos de otros lugares. Porque el flamenco puro es internacional de por sí, sólo busco enriquecerlo.

–También da clases de flamenco en el JZ Music School. ¿Qué impresión le causan sus alumnos chinos?

–Son muy aplicados y aprenden todo a rajatabla. Tanto, que les falta la pasión y el fuego de Andalucía. Algún día lo aprenderán, porque son muy inteligentes y cada vez más abiertos. Ahora lo aprecian, pero de momento no son capaces de interpretarlo como lo hacemos nosotros. Hay mucho interés por el flamenco porque es una música que, de alguna forma, complementa la forma de ser china. Tiene ese punto de ardor que les falta y que echan de menos.

–¿Cómo se produce un disco de flamenco en China?

–Igual que en España pero mucho más económico. Hasta el punto de que he sido capaz de producirlo yo íntegramente, con mi dinero y con una calidad que no tiene nada que envidiar a la de los grandes estudios. Y con la diferencia de que no estoy a merced de ninguna discográfica. La experiencia ha sido tan buena que estoy pensando en la posibilidad de traer a músicos para que sigan mis pasos y hagan realidad sus sueños a un precio asequible. En cierta forma, China me da tanto la libertad como la inspiración que necesito.

–Curioso que el título de un álbum de música sea Silencio.

–Quiero provocar. El silencio en flamenco supone un grito muy fuerte. Personalmente, soy una persona tímida y necesito silencio a mi alrededor. Hoy en día no se calla nadie y parece que el silencio molesta. A mí, sin embargo, me encanta. Así que, por ejemplo, cuando voy por bulerías, muy rápido, de repente me callo. Eso es provocar en flamenco.

–¿China o Japón?

–Sin duda, China. En Japón la música está excesivamente comercializada y te reduce a un nombre con un precio. Allí no me siento bienvenido, mientras que, en China he hecho grandes amigos.