ASESINATO. El cadáver de un portero de la discoteca 'Heaven' yace en el suelo. / EFE
ESPAÑA

Las mafias oscurecen la noche

El asesinato de un portero en una discoteca de Madrid destapa la conexión entre varias investigaciones policiales sobre la lucha por el control de los locales de ocio

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La noche madrileña se hace cada vez más oscura y la policía no da abasto. Las investigaciones se solapan: mafias de porteros de países del este de Europa que tratan de controlar los locales de ocio se mezclan con las redes de corrupción de licencias de apertura. Grupos de matones con placas de policías municipales se confunden con personajes a sueldo de narcotraficantes. El asesinato del portero de la discoteca Heaven, en las inmediaciones del Teatro Real de Madrid, ha destapado las conexiones entre varias investigaciones sobre los grupos que luchan por ser los «reyes de la noche».

«Hay muchísimo dinero en juego, pero también demasiados jugadores que quieren hacerse con el botín para ellos solos... y al final, los ajustes de cuentas son inevitables», dicen expertos de la Unidad contra la Delincuencia y el Crimen Organizado (UDyCO). Los agentes confiesan que tienen que hacerse organigramas para aclararse entre tanta mafia nocturna y reconocen que su visión es parcial porque la «selva madrileña» es «demasiado espesa».

24 imputados

Quizás, dicen, la persona que más datos tenga sobre lo que pasa es el titular del Juzgado de Instrucción número 32 de Madrid, Santiago Torres, encargado del caso Guateque, la trama de corrupción municipal por el tráfico ilegal de licencias de apertura de locales. El juez mantiene imputados a 24 personajes muy relevantes de la noche madrileña y tiene abierta una pieza separada sobre supuestas irregularidades cometidas por responsables de la Gerencia de Municipal de Urbanismo. Este magistrado, el primero que ha comenzado a bucear en las sombras de Madrid, se ha visto obligado a abrir una tercera investigación derivada de Guateque, tras descubrir, gracias a los pinchazos telefónicos, al hijo de uno de los implicados en una supuesta trama de matones búlgaros y rumanos que se han hecho con el control de varios garitos muy conocidos en Madrid imponiendo a sus hombres como porteros de los locales. Se hacen llamar el clan búlgaro o los rompecostillas. Y ahí aparece el portero asesinado la madrugada del pasado lunes. El rumano Catalin Stefan, Cata, era una de las personas investigadas por Torres. Sólo la suerte ha querido que la noche del asesinato el mismo juez estuviera de guardia en Madrid y, por tanto, el caso ha caído en manos de la persona más versada en el asunto.

Las relaciones de Cata iban más allá, incluso fuera de los sumarios del juez. El fallecido, según fuentes policiales, estaba vinculado con algunos de los imputados de la operación Bloque, la trama de corrupción policial del municipio madrileño de Coslada que fue desmantelada en mayo de 2008 tras la detención de el Sheriff, Ginés Jiménez, jefe del cuerpo policial.

Cata asistió a la boda de un personaje de la noche madrileña y a la que también acudió el juez Carlos Nogales, investigado en el sumario de la operación Bloque por sus relaciones con el Sheriff; quien, a su vez, mantenía vínculos supuestamente con porteros de los grupos del este de Europa. Pero la madeja no termina ahí. El supuesto asesino de Cata, Carlos Monge, El Cuchillos, dijo ser miembro de otro de los clanes que pugnan por hacer suya la noche de Madrid, los Miami, un grupo de sicarios, últimamente de capa caída, que durante años controló el tráfico de drogas en muchos establecimientos de moda de la capital.

La Policía cree que los Miami están «extinguidos» y que Monge podría pertenecer en realidad a otra mafia que busca «su pedazo de tarta». Se trata de los Hammer Skins, un grupo a medio camino entre una mafia y una tribu urbana neonazi que trata de hacerse con un cupo en las porterías de las discotecas madrileñas. Un nuevo clan para añadir al ya saturado campo de batalla nocturno en el que cada fin de semana se mueven decenas de miles de jóvenes, ajenos a estas luchas.