Las Humanidades pierden un cuarto de sus alumnos en sólo tres años

La salida laboral es el principal freno para los alumnos que terminan la Selectividad y quieren escoger una carrera de letras. El 80% de los estudiantes de Filología, Historia o Geografía terminan como docentes de Secundaria y Bachillerato tras superar las oposiciones. Si hay suerte, dos años después de la facultad podrían empezar a dar clase en un instituto, pero si no pasan la prueba el tiempo se eterniza.

El difícil acceso al mercado laboral provoca que la Facultad de Filosofía y Letras pierda cada año mayor número de alumnos. En los últimos tres cursos el descenso de matriculaciones ha sido del 25%, lo que traducido a cifras significa un descenso de 325 estudiantes con respecto a 2005, cuando se llegaron a inscribir casi 1.300, según recoge la memoria del curso pasado que la UCA ha hecho pública recientemente. Ante estos datos, el Decanato empieza a dar pasos para mejorar resultados con la adaptación de planes al proceso de Bolonia.

Titulaciones unidas

Una de las medidas a tomar y que ya han planteado al Rectorado es la unificación de las titulaciones con menor número de alumnos. Es el caso de Filología Clásica o Filología Árabe, que podrían ir con otras titulaciones con un 50% de los conocimientos. «Se reducen los contenidos, pero es la única manera de no perder los títulos minoritarios», explica el decano del centro, Manuel Arcila. Ambas han arrancado el curso con apenas 10 alumnos, lo que supone un sistema «poco viable». Según el Tratado de Bolonia, para que pueda impartirse un determinado grado hay que garantizar un mínimo de 120 personas, lo que supone un verdadero escollo para las titulaciones de Letras.

Los estudiantes de nuevo ingreso también descendieron con respecto al año anterior. En 2007 sólo formalizaron la matrícula 256 alumnos, frente a los 281 que lo hicieron el año anterior. También fue el menor número si se atiende al resto de titulaciones del catálogo de la Universidad gaditana. Respecto a los que completan la titulación, el número también descendió por cursos desde los 264 en 2005 a los 198 en 2008.

Otro de los problemas de estas carreras es que uno de cada tres estudiantes la abandona y hay años que incluso más, con lo que pierden peso dentro de la comunidad universitaria. De nuevo sale a relucir las salidas profesionales y la desmotivación de los estudiantes ante lo que consideran un futuro incierto.

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