Justicia y proporcio-nalidad

Una madre es condenada a 45 días de prisión y un año y 45 días de alejamiento de su hijo por haberle golpeado al reprenderle por no hacer los deberes. Un hincha de fútbol ultra es sentenciado a tres años y medio de cárcel por un delito de atentado a un agente de la autoridad. En ambos casos, y sin ser experto jurista, el castigo impuesto me parece desproporcionado. La decisión judicial se produce dos años después del incidente y el pequeño, de doce años, está tan afectado de verse separado en breve de su madre que hasta ha dejado de ir al colegio. Los tres, padre, madre e hijo, son sordomudos así que su comunicación es gestual. No estoy a favor de pegar a un niño para corregirle y educarle. Ahora bien, una cosa es dar un cachete ocasional para atajar un berrinche o un desplante y otra golpear por sistema. Todo apunta a que el caso de Pozo Alcón nunca debió llegar a instancias judiciales ya que parece un hecho puntual desafortunado. Debió quedar en el ámbito doméstico. Pero una vez llegado al Juzgado, los jueces se han pasado de duros con una sentencia perniciosa para los implicados.

En cuanto al ultra del Marsella, da la sensación de que la Justicia quiere enviar un mensaje a los fanáticos e integristas del fútbol. Quede claro que el tal Mirasierra no me merece ninguna simpatía, es más, como todos los ultras me parece un becerro con dos patas. Pero condenar a un tipo a tres años y medio de prisión por empujar a un policía y por, presuntamente, tirar una silla a otro agente, no parece proporcionado. La sentencia, además, fue inoportuna al darse a conocer horas antes del partido del vuelta entre el Marsella y el Atlético caldeando el ambiente. Tras 70 días detenido, el ultra ya ha salido de prisión tras presentar un recurso y pagar 6 mil euros de fianza. Se ha vuelto a su casa en un jet privado del club de fútbol, como si fuera una estrella más de la entidad. Tratar a un bestia como un hijo predilecto tampoco resulta proporcionado, ¿no le parece?