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Se veía venir

Yo soy una de esas miles de personas llanas de este país que no entiende mucho de cifras macro-económicas. Soy consciente de que los entendidos en el tema dirán que no tengo razón en lo que quiero decir.

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Es fácil hablar a toro pasado, no obstante los que me conocen saben que desde 2002, año en el que entró el euro en nuestro país, un servidor dice siempre lo mismo. Aquí muchos se encontraron con la gallina de los huevos de oro y compraron dos calculadoras, una que redondeaba al alza los precios de todo, incluidos los alimentos de primera necesidad, y otra que hacía un cálculo exacto de nuestro sueldo dejándolo como estaba pero en euros. Incluso para un ignorante en el tema como yo, el problema de la crisis se veía venir, lo que veía claro es que un artículo de 100 pesetas costaba 1 euro. Cuando las cosas se descompensan de tal manera sólo hay que sentarse a esperar a que todo se desplome, como así ha sido. Ahora veo a mi alrededor gente sin trabajo y sin dinero para poder pagar su hipoteca y sólo espero no ser yo el próximo.

Ojalá que se arregle cuanto antes. No obstante, para aquéllos a quienes los abetos de su finca o los ceros de su cuenta no les dejen ver la realidad, les informo de que hay mucha gente con el agua al cuello sin saber nadar, gente que tiene la mala costumbre de comer tres veces al día y querer tener un techo sobre su cabeza. Me refiero a esa gente llana y normal de la que hablaba al principio, que supone el 98% de la población y sin la que el 2% restante no sería capaz de vivir. La pregunta es: ¿Cuál será ahora el siguiente paso natural que dará esta situación?

Ricardo Alba. Chiclana