Memoria de la Danza gaditana

A bailarina de Degas que tanto conmueve aún, aunque escandalizara en su época, tiene dignas sucesoras en Cádiz. Voluntariosas, luchadoras, dispuestas a cualquier sacrificio para conseguir mantenerse rectas y firmes sobre las puntas, que ya es un mérito. Durante años, los alumnos y sus padres hubieron de mantener un duro pulso con las autoridades municipales y educativas para conseguir instalaciones dignas. Recuerdo la persistencia de Ángela Galache, Mari Carmen Capell y los demás, años y años, por hacer ver que era indigna la sede, el estado de los vestuarios, o los riesgos de partirse el alma por las malas tarimas, las concentraciones en el Palillero, con tutús y «en posición»... Cuando ahora vemos a las jóvenes promesas de la danza, retratadas en la intimidad por Rafael Arocha, es de justicia recordar esos años de lucha, comprobar que no fueron en vano y de camino rendir homenaje a quienes tanto trabajaron para que no murieran en Cádiz las ganas de volar.