El gran mito del terror

Fruto de la imaginación de Abraham Stoker surgió el príncipe de las tinieblas, un personaje ficticio que pervive con el paso del tiempo.

Escritor y crítico de teatro, Bram Stoker apenas contaba con recursos económicos el día de su fallecimiento, en una triste pensión de Londres en 1912. Un hecho insólito viendo la repercusión que su personaje Drácula ha tenido a lo largo de la historia.

Tercero de siete hijos, Stoker pasó largo tiempo en cama durante su juventud a causa de varias enfermedades. Cuentan que las historias de fantasmas que le narraba su madre y las sangrías que le practicaba su padre, influyeron en su temática literaria. De una u otra manera, el creador del personaje de terror más cinematográfico de todos los tiempos, hasta 25 películas han sido llevadas a la gran pantalla con Drácula como protagonista, escribió la tercera obra de habla inglesa más leída de todo el mundo, tras la Biblia y Shakespeare.

Aunque en un principio el autor irlandés pensó en bautizar a su personaje con el nombre de conde Vampir, renunció a ellos tras leer en un pie de página, en un libro sobre Valaquia y Moldavia, la siguiente referencia: «Drácula, en la lengua nativa de Valaquia, significa ‘diablo’». De esta manera, el príncipe de las tinieblas tomaba forma. Gracias a las referencias que el erudito sobre cuestiones orientales, el húngaro Hermann Vambéry, le proporcionó sobre el personaje real de Vlad Draculea, príncipe sanguinario del sur de Rumanía, y a otros textos como el de Emily Gerard, ‘Informe sobre los principados de Valaquia’, ‘Drácula’ vio la luz en 1897.

Desde entonces, el vampiro humano más popular entre los vivos no ha cesado de colarse en la imaginación de cineastas, escritores y dramaturgos, de llenar de terror las noches de pequeños y de algún que otro adulto. No en vano, Oscar Wilde tildó este libro de Stoker como la mejor obra de terror de todos los tiempos.

Si quieren pasar un buen rato con historias de miedo, no se pierdan este viernes en Rota, 'Vampiros: siniestra belleza'.