Artículos

Occidentalizar a Rusia

Tras la crisis de Georgia, a Rusia le interesa normalizar todo lo posible sus relaciones con los países de la Unión Europea, como si nunca hubiera querido resucitar la Guerra Fría. Tanto José Luis Rodríguez Zapatero como Angela Merkel, que viajará este jueves a San Petersburgo, visitan al presidente Medvédev conscientes de prestarle cierto auxilio. Alemania practica desde hace tiempo una política bastante criticable hacia Rusia, sin coordinación con sus socios de la UE.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La gran dependencia germana del gas y del petróleo rusos ha desplazado las consideraciones morales y políticas a las que la canciller es tan proclive cuando se ocupa de otros frentes internacionales, como China o Estados Unidos. El pragmatismo alemán en el dossier ruso llega hasta el punto de facilitar la entrada de las grandes empresas de este país en el mercado europeo, sin importarle mucho la tendencia autocrática del peculiar régimen instaurado por la red de antiguos miembros de la KGB, aún capitaneada por Vladimir Putin.

En el caso español, los intercambios comerciales con Rusia son muy pequeños, la dependencia energética es reducida y nuestro interés real consiste en potenciar inversiones en suelo ruso y luchar conjuntamente contra la implantación de sus mafias en nuestro territorio.

El empeño más inteligente de nuestra diplomacia ha sido en estos años ayudar a Rusia a incorporarse a los sistemas mundial y europeo de comercio, de los que vive prácticamente aislada, volcada en su monocultivo de hidrocarburos.

El Gobierno español se ha mantenido en un segundo plano europeo durante la crisis de Georgia de este verano y ahora puede ofrecer su posición contraria a la independencia de Kosovo como gesto hacia el amigo ruso. En todo caso, la mayor parte de las relaciones con Moscú se gestionan directamente desde Bruselas. Y ahí es donde, una vez más, se echa de menos una verdadera acción concertada, dirigida a la occidentalización progresiva de Rusia, de modo que su debilidad interna no sea la causa permanente de un preocupante expansionismo regional.