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EE UU penetra sin permiso en Pakistán pese a la falta de acuerdo con Islamabad

Bush permite a las fuerzas especiales atravesar la frontera desde Afganistán

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El presidente George W. Bush dio luz verde para que sus fuerzas especiales llevaran a cabo ataques en territorio paquistaní sin cerrar antes acuerdo alguno con Islamabad. Según el diario The New York Times, la orden fue dada el pasado mes de julio y buscaría actuar con «más firmeza porque la situación en la zona tribal es intolerable».

El efecto de esta nueva estrategia se ha dejado notar sobre el terreno y en las últimas dos semanas se han incrementado los ataques con misiles desde aviones espía. A este tipo de operaciones -habituales desde 2001 y que han conseguido abatir a varios líderes de la insurgencia- hay que añadir la primera incursión terrestre llevada a cabo por las fuerzas especiales americanas en Waziristán del Norte el 3 de septiembre y que acabó con la vida de quince civiles, según las autoridades locales.

El Ejecutivo de Islamabad, antes con Musharraf y ahora con Zardari, insiste en que «la soberanía e integridad nacional serán defendidas hasta el final y ninguna fuerza extranjera será autorizada a lanzar operaciones en el país». Así de contundente se mostró el jefe de las Fuerzas Armadas, el general Ashfaq Parvez Kayani, partidario de «pensar estrategias a largo plazo». Una opinión distinta a la del jefe del estado mayor conjunto norteamericano, el almirante Michael Mullen, quien declaró que «mientras no colaboremos de forma más estrecha con el Gobierno de Pakistán para eliminar estos santuarios, el enemigo seguirá viniendo». Mullen adelantó la puesta en marcha de «una nueva estrategia militar para la región que cubra ambos lados de la frontera».

Doble fracaso

Se cumplen siete años del 11-S, los mismos que ha alcanzado la operación Libertad Duradera en Afganistán. Ésta fue la primera respuesta de la Administración Bush en su lucha global contra el terror y allí los americanos mantienen a 33.000 hombres, a los que se sumarán 4.500 en los próximos meses. Desde el inicio llegaron con el objetivo claro de detener a Osama Bin Laden, pero de momento esta captura no se ha podido llevar a cabo. Otros objetivos como el desarrollo y la estabilidad tampoco van por el camino deseado.

Como ya hiciera la Unión Soviética durante sus diez años de ocupación, todas las miradas para hacerse con el control de la región apuntan de nuevo a la zona tribal que separa Afganistán de Pakistán y que depende administrativamente de Islamabad. Entonces, los servicios de inteligencia americanos y paquistaníes se encargaron de diseñar y armar una guerra asimétrica que desde las montañas del cinturón tribal y bajo el manto teórico de la yihad logró derrotar a los rusos. Ahora, muchos de aquellos yihadistas -como el clan Haqqani, cuya madrasa fue bombardeada por aviones no tripulados el lunes- son los máximos enemigos de EE UU.