PELIGROSA. Angelina Jolie encarna a una chica de armas tomar en su última película, donde reparte leña y disparos a diestro y siniestro. / LA VOZ
estrenos

Y Angelina volvió a coger su fusil

La más deseada y perseguida regresa con 'Wanted', filme de acción con cientos de tiros La oscarizada actriz vuelve a mostrar su capacidad para cambiar de imagen y registro

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Érase una actriz a unos labios pegados, éranse unos morros superlativos... Aunque últimamente no tanto ya que, según The Sun, la chica de las más celebradas playas paralelas, que diría el poeta, ha sido desbancada en sex appeal bucal por... Keira Knightley. ¿Cómo puede la protagonista de Expiación, con ese gesto mandibular propio de un delfín de invernadero, competir con la tigresa de la boca más carnívora (y natural, según perjura) a este lado del Sistema Solar? Más bien parece una corriente conspiradora en toda regla contra la Jolie, junto con otras informaciones que condenan la violencia glamourosa que desprende su actuación en Wanted; o los que la tildan de zumbada paranoica ante el sueño ligero y atronador de sus cachorros (¿por qué no prueba a proyectarles películas de Brad Pitt? Seguro que se quedan roques al instante).

El caso es que Angelina Jolie Voight (este apellido, a su pesar, puesto que no se habla con su padre desde hace años) es lo más parecido a la gallina de los huevos de oro que se han encontrado los mentideros de Hollywood en mucho tiempo; casi desde que irrumpiese en este negocio hace tres lustros, tras darse unas clases primerizas en el Instituto Lee Strasberg. Su salto a la gran pantalla era cuestión de tiempo, y la chica ya comenzó a deslumbrar en Hackers (1995), con un look futurista «a cazo» que al menos no espantó a su partenaire Jonny Lee Miller, que por algo la llevó al altar a los pocos meses. Una relación que, además, sirvió para airear algunos peculiares trapos íntimos no muy limpios de la actriz, como su turbio y multitudinario pasado sentimental, su adicción al sexo y las drogas, y hasta affaires con su propio hermano.

Por suerte, con la premiada Gia fue acuñando su look de morena de rompe y rasga que tantas satisfacciones le ha dado (y a nosotros, más), aunque su gran momento llegaría en 1999 con su papel de zumbada (esta vez sí) en Inocencia interrumpida, con el que ganó el Oscar más sorprendente desde Marisa Tomei, aunque esta vez sin borrachera de Jack Palance de por medio. Ni que decir tiene que su imagen a lo niña del exorcista con el estirón a media altura tuvo mucho que ver con su triunfo, aunque la muchacha recompuso pronto su look en 60 segundos, tiñéndose de rubio platino. Lástima que el peluquín de Nicolas Cage eclipse cualquier hazaña peluquera que se le ponga por delante. Para más inri, su relación con el dirty chic Billy Bob Thornton llenó de tatuajes y cosas raras su cuerpo lozano, que lució a gusto en Tomb raider, cuya es-pec-ta-cu-lar Lara Croft es prácticamente el único punto de unión y entendiemiento entre cinéfilos y videojuegones.

Y tras la de cal, la de arena con Siete días y una vida, bodriete junto a Edward Burns donde se marcaba una permanente rubiales marilyniana que le sentaba como un tiro. Más morbo daba su parche estilo Princesa de Éboli en Sky Captain y el mundo de mañana, e incluso como belleza helénica en Alejandro Magno, y eso que sus labios hubieran vuelto turulato a Fidias y Policleto. De vuelta al siglo XXI y al cine de acción pistolero, la Jolie demostró elasticidad y fiereza en Sr. y Sra. Smith, filme a la mayor gloria de su flechazo con Brad. Tan bien sentó la cabeza que su siguiente proyecto fue tal vez la mejor cinta de toda su carrera: El buen pastor. Y de ahí a otra tampoco manca: Un corazón invencible, con esos rizos rebeldes y ese iris de cuervo que supusieron otro punto peliagudo en su álbum de fotos. Tras comprobar que hasta en formato animado está que cruje (Beowulf y Kung Fu Panda), ahora tenemos ocasión de disfrutar de una nueva metamorfosis de la Jolie en Wanted, con unos pintarrajeados bracitos que abultan menos que el calibre del cañón de sus pistolas. Qué violencia y qué glamour...