ATRINCHERADO. Dos mujeres iraquíes pasan delante de un soldado británico en Basora. / REUTERS
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Londres traicionó a los aliados para evitar su participación en la batalla de Basora

Pactó en secreto con la milicia chií para mantener sus tropas fuera de la ciudad Los soldados ingleses no acudieron en ayuda de estadounidenses e iraquíes

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La reputación de Reino Unido en Irak se encuentra gravemente perjudicada. Así lo ha asegurado el rotativo británico 'The Times', que ayer en su portada afirmaba que un pacto secreto con la milicia chií mantuvo a las tropas británicas fuera de Basora, durante la batalla librada allí el pasado marzo. Este acuerdo habría provocado que los soldados ingleses no acudieran en ayuda de sus aliados norteamericanos e iraquíes mientras transcurría la dura contienda. El enfrentamiento dejó cientos de muertos, la mayoría de ellos milicianos, aunque también cayeron 60 soldados iraquíes y un estadounidense.

Siempre según el periódico británico, el pacto secreto se habría desarrollado durante el verano pasado, entre los servicios de inteligencia ingleses y el ejército del clérigo Muqtada al Sáder. El objetivo del acuerdo era fomentar el retorno del movimiento chií al proceso político y dejar de lado a las facciones más extremistas. Las condiciones del pacto establecían que ningún soldado británico podía intervenir en Basora sin contar con el permiso del ministro de Defensa, Des Browne. Por dicha razón, cuando estalló la batalla, más de 4.000 efectivos ingleses radicados en el aeropuerto de la ciudad contemplaron la jugada sin la más mínima intención de intervenir, hasta que seis días más tarde, cuando el enfrentamiento prácticamente había concluido, Browne dio el visto bueno para que participaran en la operación.

La versión de los hechos es diferente cuando la explica el Ministerio de Defensa británico. Un portavoz de dicho Ministerio aseguró que si no se enviaron los efectivos a tiempo fue por falta de organización y no porque se hubiera pactado con los chiíes. «Faltaba la estructura necesaria para que las tropas británicas volvieran a la ciudad y ayudaran a los soldados iraquíes». Según el portavoz, la decisión de atacar Basora emprendida por el primer ministro iraquí Tour al-Maliki cogió por sorpresa a los británicos, a quienes les faltó capacidad de maniobra.

Rechazo

Sin embargo, estos argumentos no fueron recogidos con agrado por el ejército del país asiático. «No me fío de las fuerzas británicas, no querían perder ningún soldado en la misión, si no hubiera sido por los efectivos estadounidenses no hubiéramos completado la operación, porque las tropas británicas no hicieron nada allí», explicó para el rotativo británico el coronel Imad.

Por su parte, Eric Whyne, oficial de la marina estadounidense que participó en la batalla, se declaró «atónito» de saber que «una fuerza de la coalición hiciera un pacto con el enemigo y prometiera no intervenir en su zona para no ser atacado». Contradiciendo la versión oficial, además fuentes no reveladas del Ministerio de Defensa británico reconocieron para el periódico que la negociación con las milicias chiíes había significado un «grave error» y que había empañado severamente «la reputación de Reino Unido en el país árabe».

El primer ministro británico Gordon Brown ha reiterado en numerosas ocasiones su intención de retirar las tropas de Irak. Actualmente mantiene 4.100 efectivos militares en el país, confinados en la base militar cercana al aeropuerto de Basora. En diciembre pasado, Reino Unido cedió el control de la seguridad al Ejército iraquí en esa provincia, y según diferentes informaciones, tenía la intención de retirar 1.500 soldados más, pero el plan se vio frustrado cuando en marzo se desató la violencia de nuevo en la zona. En su última visita al país asiático realizada a finales de julio, Brown volvió a asegurar que su intención es «reducir el número de tropas en Irak», aunque esta retirada está condicionada, según el primer ministro, a «la mejora de la seguridad sobre el terreno y al progreso de las tropas iraquíes».