VISITA. James Turrell eligió sobre el terreno, en Montenmedio, la ubicación de su 'Stupa'. / LA VOZ
Cultura

El cielo en la tierra

La única obra permanente creada por el artista James Turrell en España entra en su fase final de ejecución y podrá verse en la Fundación NMAC en primavera

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En Roden Crater (Arizona) hay un volcán dormido. Desde hace 30 años, James Turrell excava obstinadamente su interior para acercarse a las estrellas. Cada túnel, cada cámara, cada rincón horadado en la tierra supone, paradójicamente, un impulso hacia los astros. El artista pretende construir una bóveda desde la que se pueda observar los ciclos lunares. O lo que es lo mismo: enmarcar un pedazo del cielo.

Turrell, considerado uno de los principales referentes de la creación contemporánea, dejará en Montenmedio la única obra de carácter permanente que se podrá visitar en nuestro país. Stupa -una estancia situada bajo el nivel de la tierra, invisible desde el exterior- acaba de entrar en su fase final de ejecución y, aún así, dada la complejidad de la estructura, no estará terminada hasta la próxima primavera. Jimena Blázquez, directora de la Fundación NMAC, está segura de que la obra «se convertirá en una de las piezas más importantes» de la institución gaditana que, hasta la fecha, posee una treintena de creaciones firmadas por artistas internacionales de primera línea.

Todo en Stupa pretende estimular la percepción sensorial del espectador, que tiene que introducirse en esa puerta estelar a través de un túnel. Desde ahí accede a una pirámide truncada en cuyo interior están presente los tres elementos esenciales: tierra, agua y aire. Una piscina rodea una figura de piedra. Gracias a una ventana abierta en el techo el espacio cobra su verdadera función: es posible observar el cielo, distinguir cada cambio de luz y de color, vibrar con la sensación de que son algo real, cercano, palpable.

Según explicó el artista, durante su última visita a Montenmedio, «la luz es la única vía para jugar con la percepción visual, para controlarla a placer, en cualquier momento». Por eso su trabajo está «intrínsecamente involucrado con la creación de la estructura espacial».

Cuestión de matices

Aunque hay quien persigue el mismo objetivo manipulando materiales físicos -hormigón, acero o cristal- Turrell, como Louis Kahn, insiste en la certeza de que «la luz natural es capaz de provocar un variado abanico de sensaciones, dependiendo de cómo y cuánta se deje entrar, gracias a la modificación espacial que producen los distintos grados de luminosidad, sus matices, en diferentes horas del día y según la estación en la que nos encontremos».

Es lógico que, en su fijación por acoplar el arte a la naturaleza (o al revés), este pionero de los sky spaces se enamorara de la Fundación Montenmedio, donde dedicó varios días al estudio del entorno hasta localizar la ubicación exacta de su stupa: «Lo único que pretendo hacer es dar valor a algo que está ahí fuera, y que apenas apreciamos, precisamente porque nunca nos falta, y menos en estas latitudes: la luz».

dperez@lavozdigital.es