Opinion

El nuevo Chávez

En solo dos meses, el presidente venezolano, Hugo Chávez, ha pasado de considerar a su colega colombiano Álvaro Uribe indigno de su cargo a darle un abrazo de fraternidad y resolver con él todas las diferencias bilaterales.

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Eso ha tomado unas pocas semanas y fue escenificado a fondo ayer en Paraguaná, en el litoral caribeño venezolano, donde ambos se reunieron para, como dijo sin pestañear el canciller colombiano, Fernando Araujo, «depurar todas las diferencias y volver a la agenda de completa cooperación y amistad de antes».

¿Antes de qué? De la crisis inducida entre los dos países por la conducta de las FARC-EP, que Chávez, sobre todo tras la muerte del jefe guerrillero Marulanda, entendía abordar en su plan de afianzar un liderazgo regional. Los insurgentes no devolvieron el favor a Chávez cuando pidió a su Parlamento que otorgara a la guerrilla el estatuto político de combatiente.

Chávez es la enésima víctima de las FARC, un grupo agonizante en términos de influencia social y cuya deriva narco-terrorista la ha inhabilitado a efectos políticos. Le engañaron tras obtener de él, sobre todo vía Raúl Reyes, el estratega del grupo, cuanto se le pidió en materia de apoyo. Reyes fue muerto por el ejército colombiano, tal vez con ayuda norteamericana, el 1 de marzo, y todo cambió desde entonces.

Chávez tomó muy a mal las acusaciones colombianas de connivencia con la guerrilla, movió tropas hacia la frontera y dijo cosas atroces de Uribe. Pero alguien le instó al giro espectacular ahora culminando: la guerrilla había liberado a media docena de rehenes a petición suya y él quiso apuntarse el éxito de la libertad de Betancourt, cuya liberación pidió a cambio de nada.

Añadió una crítica a la conducta de las FARC que cayó muy bien en Bogotá y esperó. De hecho en los primeros momentos de la liberación de Ingrid se pensó en el milagro Chávez, pero no había tal: el ejército colombiano lo había conseguido y sin disparar un tiro. Ese día terminó el plan Chávez. El giro pro-Uribe se convirtió en la política del realista y hábil Chávez.