FORTALEZA. Maqueta de una de las propuestas de Campo Baeza para el castillo.
CÁDIZ

El castillo de nunca jamás

El arquitecto Campo Baeza sigue trabajando en el proyecto de San Sebastián, pese a que el Gobierno ya tiene el diseño

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El arquitecto Alberto Campo Baeza continúa trabajando en el proyecto que le encargó el Ayuntamiento para el castillo de San Sebastián. Y ello a pesar de que el Gobierno de la nación, propietario de los terrenos, ya ha anunciado su propio diseño, que ejecutará con fondos propios y que será gestionado por el Consorcio para la Conmemoración del Bicentenario.

De hecho, Tragsa -la empresa pública del Ministerio de Medio Ambiente- tiene previsto realizar las catas arqueológicas durante este verano, de forma que puedan empezar las obras a partir del otoño. El tiempo apremia, ya que el castillo debería estar listo para la conmemoración del Bicentenario de la Constitución de 1812.

El Ayuntamiento de Cádiz ha reconocido que tendrá que pagar los honorarios de Campo Baeza (de momento, sólo es un anteproyecto), a pesar de que éste nunca se hará realidad. «Cuando se le encarga, se hace con la conciencia de que el titular del castillo no es el Ayuntamiento», expresaron fuentes municipales. Sin embargo, el equipo de Gobierno se planteó esta actuación como un suelo de oportunidad, es decir, un lugar en el que el Ayuntamiento no tiene potestad de decidir pero sí, a su parecer, tiene capacidad para sugerir o dar ideas.

Igual que en el muelle ciudad o Puerto América (Autoridad Portuaria) o en las viviendas del polígono del Levante (que necesitan la autorización de Medio Ambiente), tal y como recoge el avance del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU)

Estas fuentes municipales aseguran que el arquitecto continúa trabajando en ese proyecto y que el coste del encargo se da por bien invertido «porque el espíritu de la propuesta de Campo Baeza está recogido en el proyecto» que presentó el presidente del Consorcio Gaspar Zarrías, y Francisco Caamaño, secretario de Estado y miembro de la Comisión. Y así, citaron el área de exposiciones o el auditorio, que están en ambos proyectos.

Lo más probable es que la idea de Campo Baeza se quede en el papel. Con suerte, acabará formando parte de alguna exposición que recabe la historia de lo que pudo ser y no fue.

De todas formas, hay que señalar que el dibujo de Alberto Baeza nada tiene que ver con aquella cúpula de la Ópera de Sydney de Jørn Utzon, que se colocó para simular un efecto en la exposición del avance del PGOU.

El propio arquitecto, Campo Baeza, que no quiere entrar en ninguna polémica ni política ni de ningún otro tipo, confirma que sigue trabajando en el encargo del Ayuntamiento. «La situación es muy clara y delicada al mismo tiempo», sostiene. La situación es que el arquitecto recibió hace seis años este encargo del Ayuntamiento de Cádiz y que desde entonces ha estado trabajando en él. «Se han hecho dos o tres maquetas grandes, además de muchos dibujos, croquis, etcétera», comenta.

Señaló que el anteproyecto de esta obra está ya en manos del Ayuntamiento. De ahí a que éste se convierta en proyecto de ejecución va un trecho. «Yo no puedo pasar a un proyecto de ejecución sin garantías», afirmó el arquitecto.

Su propuesta es un gran plano horizontal, al mismo nivel de las murallas, como si se tratara de la cubierta de un barco. Una nave situada frente a la Caleta y siempre dispuesta a zarpar.

La idea es aunar la arquitectura contemporánea sin perder la capacidad de dialogar con la historia, es decir, siendo capaz de tirar del hilo de los siglos hasta llegar al presente. «No es tanto hacer un Guggenheim, ni una obra tremenda, porque el castillo ya tiene una imagen adquirida muy fuerte», tranquilizó el autor. Es más bien «una balsa de piedra», expresa tomando como referencia la trama de la novela de José Saramago del mismo título. «Es ese trozo que se desprende y va flotando», continúa.

«Si la arquitectura fuera igual que la medicina, diría que no es necesario transformar a una señora, cambiar por completo, sino que se trata sólo de ponerlo en valor, en este caso, sería poner en valor un lugar hermoso», expresa.

Respecto a la polémica, señaló que «la Junta de Andalucía tendrá que reconocer que el hecho de que se le encargue un proyecto a un arquitecto de prestigio no es facilmente ignorable».

mcaballero@lavozdigital.es