Feliz verano

s posible que, cuando estas líneas salgan a la luz, el Comité de Competición haya tomado ya una decisión respecto al futuro próximo de nuestro Cádiz, ya sea confirmando su merecido descenso al pozo de la Segunda B o salvándolo in extremis mediante la interpretación literal de la supuesta norma que regula las inscripciones de los jugadores juveniles en los dos periodos establecidos al respecto. Salvo que la solución sea salomónica, esto es, la permanencia tanto del Cádiz como del Córdoba, nos veremos abocados al correspondiente Recurso por parte de la entidad que resulte perjudicada, lo cual demorará aún más la planificación de la próxima temporada y el análisis de la anterior por parte del sector mediático más oficialista. A continuación, una parte importante de la afición cadista decidirá si renueva o no su carnet. No es mi dilema ni el de mi hija, aunque respeto y entiendo a todos aquellos que opten por renunciar. Cuando uno lleva 35 años ininterrumpidos acudiendo al Carranza, asociando su niñez a tardes maravillosas en el Fondo Sur, cuando uno ha recorrido impresentables campos de la Andalucía profunda en la aciaga época de la Segunda B, cuando uno inscribió antes a su primera hija en Canovas del Castillo que en el Registro Civil, no se plantea ni por asomo la posibilidad de quedarse en casa, básicamente porque el Cádiz siempre estará por encima de directivos, técnicos o jugadores que en cada momento formen el organigrama del club. Y dicho esto, me despido de los lectores, cuando menos, hasta Septiembre. Un cierto cansancio y una falta de inspiración me hacen dudar, hoy por hoy, respecto a continuar por cuarto año en esta privilegiada posición de columnista. Espero cargar las pilas este verano pero, en caso contrario, lo haré constar en forma de artículo de despedida. En cualquier caso, feliz verano a todos y sinceras disculpas a quienes hayan sido objeto de mis, en ocasiones, desafortunados comentarios.