ANDALUCÍA

«Ahora los partidos quieren ser andalucistas»

-¿Lo del Partido Andalucista tiene arreglo?

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Lo que tiene es futuro. La situación no es fácil. Estoy notando en estos días ganas de retomar el pulso político entre muchos de mis compañeros de las ocho provincias. Lo que sí tengo claro es que hay que dedicarle mucha atención a la propia organización, para poder hacer luego política en la calle.

-Algunos dirigentes andalucistas van a proponer en el congreso del sábado la disolución del PA. ¿Entiende esta postura?

-El andalucismo es un proyecto político y, por lo tanto, debe tener una herramienta política, un partido con el que se presente a las elecciones. El andalucismo en el sentido amplio es mucho más que una opción política, pero precisamente por eso, sin partido político que lo represente quedaría huérfano. El PA es necesario y tiene un hueco muy claro en el sistema político andaluz. Ahora todo el mundo se reclama andalucista, el PSOE, el PP e incluso IU. Esto es un indicador claro que nos demuestra que en la política andaluza hay hueco para una formación nacionalista.

-¿Cómo se ha podido llegar a esta situación de que el PA se haya convertido en una fuerza extraparlamentaria?

-Se trata de una situación que se deriva de muchas circunstancias, algunas internas y otras externas. En este momento sólo me preocupan las circunstancias internas del partido, porque son sobre las que podemos intervenir y solucionar en este momento. Debemos lograr que el PA sea un instrumento útil para los andaluces, debemos recuperar la confianza y el apoyo del pueblo andaluz. Debemos corregir algunas estrategias y, sobre todo, hay que estar más en la calle y estar permanentemente en contacto con los ciudadanos.

-¿El 'no' al Estatuto fue un error crucial?

-El 'no' al Estatuto de Andalucía fue un acto de coherencia, por parte de un partido que tiene una ideología nacionalista andaluza. En estos momentos, con la polémica sobre la financiación autonómica, se está demostrando que alguna razón teníamos con nuestra postura ante el Estatuto. Fue, como digo, un acto de coherencia, pero tal vez no supimos explicárselo a la ciudadanía.