ESTRENO. El director de 'Leonera', Pablo Trapero, Martina Gusma y Rodrigo Santero. / EFE
Cultura

Dos de animación y una historia carcelaria en Cannes

Pablo Trapero refleja la vida en una penitenciaría de Buenos Aires en una dura producción de título 'Leonera'

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Dos películas de animación, una israelí y otra estadounidense, y una dura producción argentina han provocado un espectacular despegue de la 61 edición del Festival de Cannes. Si el presidente del jurado, el actor Sean Penn, apostaba en declaraciones a su llegada por los filmes políticos, la jornada del jueves no le debió defraudar en absoluto. La película carcelaria argentina se titula Leonera, un nombre perfectamente adecuado ya que la cárcel de mujeres en que se desarrolla gran parte de la acción es una auténtica jaula de leones.

El título también se refiere al lugar de la cárcel reservado para aquellas madres que están con hijos pequeños, presas en espera de una decisión judicial. Está dirigida por Pablo Trapero, cineasta de quien se han visto en España sus dos anteriores trabajos, Mundo grúa y El bonaerense, y la protagonizan, con unos excelentes trabajos, Martina Gusman, la esposa del director, y la cantante Elli Medeiros.

La trama sigue a una joven acusada del asesinato del hombre con el que convivía y que la ha dejado embarazada. Este hombre se había llevado a un novio que resulta herido en la trifulca. Con versiones contradictorias entre la mujer y el hombre herido, la joven será encarcelada en espera de juicio. En la cárcel dará a luz y convivirá con otras presas que viven en la prisión con sus hijos pequeños. Meses después, cuando la madre de la protagonista regresa de Francia, y con la ayuda de un abogado, arrebata el niño a la joven encarcelada, a lo que ella se opondrá con todas sus fuerzas.

Nuevo género

La segunda película en competición del jueves, la israelí Vals con Bachir, inaugura un nuevo género: el documental de animación. Escrita, dirigida y producida por Ari Folman, recoge una matanza ocurrida en la guerra entre Israel y el ejército libanés en los años 80. La producción de Vals con Bachir ha durado cuatro años: «He vivido alternativamente momentos de depresión y de euforia», recordó Folman. «La animación era la solución para mostrar una guerra que nos parecía irreal. Y además podía incluir testimonios de algunos amigos que no querían aparecer con su rostro en el filme». Muchos festivaleros se refieren ya a esta película como la Persépolis de 2008. Ambas son historias de animación, ambas narran historias reales y ambas se han presentado en Cannes. Persépolis fue el pasado año el Premio del Jurado. Su directora, la iraní Marjane Satrapi forma parte del jurado de esta edición.

La segunda película de animación, presentada fuera de competición, ha sido la esperada Kung Fu Panda, la nueva criatura surgida de los creadores de Shrek, una película familiar destinada a batir récords de taquilla, con la animación generada por ordenador, al igual que Shrek, que ha llenado Cannes de personas disfrazadas de osos panda.