LA GLORIETA

Aprovecharla tragedia

Era de esperar que ETA buscase su momento de gloria durante la campaña electoral. No les gusta que la gente se olvide de ellos, les interesa ocupar las portadas de los periódicos y ser tan importantes como para acaparar los debates. Han vuelto, y matando a un blanco fácil, sin escolta, que había dejado la política y que salía a trabajar como todos los días sin saber que un individuo que, seguramente no superará los treinta años, estaba aguardando entre los coches para terminar con su vida a tiros -cinco sin ir más lejos-. Ironías de la vida, seguramente a la misma hora en que él le quitaba la vida a una persona y dejaba una viuda y tres huérfanos, su padre estaría comiendo tranquilamente en su casa. Cuando suceden hechos tan cruentos, hay muchos que aprovechan para buscar más culpables que los propios terroristas, señalan y sientan cátedra sobre quién tiene la culpa.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Dos días después de este atentando, empezó a pulular por los correos de muchos gaditanos un documento que no cabía duda venía de algún afiliado, partidario, votante o simplemente seguidor del Partido Popular. Los colores del documento y el mensaje no daban lugar a dudas. En él se acusaba al presidente del Gobierno y al ministro del Interior, actual diputado por Cádiz, Alfredo Rubalcaba, de ser los culpables del asesinato de Isaías Carrasco, y se reseñaba, apoyado en una foto de la candidata popular María San Gil, secándose las lágrimas, que «siempre sufren los mismos». Muy duro. Que una persona reaccione ante un atentado de estas características de esta forma con el objetivo de obtener más votos para el partido que él defiende es bajuno, inhumano y vergonzoso, además de no mostrar un ápice de humanidad por la familia de un socialista asesinado por psicópatas armados.