EL FORO

La hora de la verdad

Apenas unas horas y llegará la cita con las urnas, el momento decisivo de toda democracia. Parece que la incertidumbre sobrevolará hasta el último minuto, si atendemos a las encuestas que, no obstante, hay que observar con recelo (suelen errar). Sí está claro que el asunto se dirime entre dos. Y de ambos líderes ya hemos visto y oído todo lo necesario. Los debates suponen un saludable ejercicio democrático pero, más que inclinar la balanza a un lado u otro, sirven para alentar a las huestes de ambos partidos. Cada afición, incluyendo a los voceros mediáticos, ha aplaudido a su jefe y lo ha considerado vencedor de los duelos. Era de esperar. Ocurre como cuando se convoca una manifestación: el número de asistentes será mayor o menor dependiendo de quién dé la cifra. Había expectación y después, para muchos, decepción. Ni Rajoy ni Zapatero son televisivos. Ni Rajoy ni Zapatero encandilan a las masas. Eso sí, cada uno defendió bien su papel y sus argumentos. Hicieron lo que se esperaba de ellos.

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Los dos grandes debates contribuyen al bipartidismo. Y es una lástima porque hay otras opciones válidas e interesantes para el ciudadano que han sido ninguneadas por los medios. En la tele pública se han realizado otros dos debates, esta vez a siete, pero sólo con los partidos con grupo parlamentario en la última legislatura. Así podíamos oír a los nacionalistas canarios, a los vascos, a los catalanes...Partidos como Unión Progreso y Democracia, liderado por Rosa Díez, ex diputada socialista, y Ciudadanos, con Alberto Rivera como líder, poco menos que han quedado en el ostracismo durante la campaña. Estas nuevas formaciones también son alternativas posibles y sensatas no como tantas otras que dan risa o pena como Cultura Natural (partido anarquista, no violento, ecológico y naturista, que aboga por convertir la Tierra en un Estado Federal con el esperanto como lengua oficial). Hay gente pa to, como se suele decir. El domingo tenemos una cita. En el juego de la democracia todos llevamos un número, un voto. Y todos debemos jugar.