GARCÍA GIL. El director de la 'Revista Caleta', durante la lectura.
Cultura

Tratándose de Cortázar

Diputación homenajea con jazz, poesía y un libro al autor argentino

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Tratándose de Cortázar, la de ayer por la tarde, en el Cambalache, no podía ser una cita formal. Políticos y profesores aparcaron durante un par de horas el protoloco al uso, cejaron circunstancialmente en el estricto cumplimiento de sus funciones, y homenajearon a Cortázar -junto con otros lectores, fanáticos e incondicionales-, tal y como lo exigía el protagonista: acodados en una barra, haciendo repique con los dedos al compás de un tango rasgado, o escuchando devotamente algunos versos de Salvo el crepúsculo.

La inmejorable excusa fue la presentación de Volver a Cortázar, el libro coordinado por Nieves Vázquez y editado por la Diputación de Cádiz, en el que se recopilan textos e intervenciones del encuentro que recordó al escritor argentino en el vigésimo aniversario de su muerte.

Atmósfera espesa, acordes de jazz y tintineo de vasos para defender la memoria del renovador universal de los conceptos creativos de toda una generación; el hombre que supo compaginar, como nadie, la aceptación del riesgo literario -de la aventura poética- con un firme compromiso político, cívico y moral.

Abrió el acto Ana Mosquera, en su condición de Vicepresidenta de la Fundación Provincial de Cultura. Ante todo, agradeció a Nieves Vázquez que «haya sabido contagiar su empeño y su voluntad inquebrantable» a todos los que han participado en «esta pequeña maravilla; en este ejemplo de buen gusto, de trabajo delicioso, inteligente y sensible, que es Volver a Cortázar».

María Ángeles Fernández, de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, defendió la «lectura cómplice» de sus textos como «el mejor homenaje posible» y deseó que «todos lo jóvenes que aún no han descubierto al Gran cronopio, caigan algún día en sus redes» como ella lo hizo, siendo sólo una adolescente.

Para predicar con el ejemplo, Fernández contó a la concurrencia los avatares una fama, recitó uno de esos sonetos «que viven al borde de la descatalogación» y terminó por recordar que, como el propio Cortázar dejó escrito en uno de sus versos, «los muertos nos hablan más, pero al oído».

Lila Horovitz y Luis Balaguer certificaron esa evidencia con una versión libre, intuitiva y natural de Volver, que continuó equilibrando la balanza para el sector más distendido de la concurrencia.

El tercero en enfrentar el micro fue José Manuel García Gil, director de la Revista Caleta, quien reclamó la restauración del escritor «como un gran poeta, además del autor de cuentos prodigiosos y novelas irrepetibles».

Ni banalidades gratuitas, ni estudios disciplinados. Un poco de todo. Lo mejor, tratándose de Cortázar.