El nuevo doble pivote necesita tiempo

La sala de mandos azulina se encuentra en periodo de transición. La llegada de Emilio Viqueira, así como las salidas de Benjamín y Zúñiga han dejado un nuevo panorama, fundamentalmente porque el gallego tiene que entrar en el equipo. En Albacete estrenó su segunda etapa en el Deportivo, tras una extraña semana en la que prácticamente sólo ha podido hacer tres entrenamientos con sus nuevos compañeros.

Además, Emilio está aún lejos de su mejor versión. Casuco ya avisó en la previa, pues el técnico azulino era totalmente consciente de que el último refuerzo xerecista no podría aguantar el partido al completo. Finalmente, estuvo 55 minutos sobre el prado del Carlos Belmonte, y a pesar de todo logró dejar unos números muy parecidos a los de su compañero Samuel Baños.

Ante el Albacete, la ausencia de confianza de la defensa azulina, y sobre todo la falta de minutos de Viqueira, impidieron que el medio centro fuera ese referente que sí fue durante el partidillo del miércoles ante los ucranianos. En ese amistoso -cuya exigencia física era infinitamente inferior- Viqueira demostró la cantidad de soluciones que puede aportar a este equipo.

Pero esa creatividad llegará a base de minutos, pues mientras que Emilio no adquiera ritmo, no se verá mucho más de lo que ayer pudo ofrecer en Albacete, donde sus piernas no respondían a la rapidez de su mente.

Con total seguridad, el centrocampista llegado del Levante tendrá continuidad, algo de lo que no gozará Samuel si no mejora el rendimiento que viene dando en los últimos encuentros.

Es cierto que le está tocando la oscura labor de destruir para que su compañero brille, pero parece que ese trabajo quedará destinado a un Vicente Moreno que podría retornar al centro del campo. En el aspecto ofensivo Samuel no existió en Albacete.

Fue una mera plataforma para pasar rápidamente de la defensa a Viqueira, o en su defecto hacia una de las bandas del conjunto azulino.