ADUSTO. Taibo estima que el conflicto de Kosovo se debe afrontar con seriedad. / JOSÉ RAMÓN LADRA
CARLOS TAIBO PROFESOR DE CIENCIA POLÍTICA EN LA UAM Y ANALISTA DE LOS BALCANES

«La Unión Europea tiene mala conciencia con Serbia»

El experto en Kosovo cree que «sería saludable que la población reflexionara sobre cuál fue el papel de los dirigentes de Belgrado»

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Carlos Taibo no tiene dudas sobre Kosovo. Su condición de profesor de Ciencia Política y experto en Europa Central y Oriental ha permitido a este gallego seguir el conflicto con una proximidad que choca con los alrededor de 3.000 kilómetros que separan España de la todavía provincia serbia. Sus conocimientos le permiten ser claro y dictaminar que «la Unión Europea tiene mala conciencia» y asimismo señalar como principal fuente del conflicto «lo que sucedió entre 1989 y 1997» con Serbia como gran protagonista y culpable.

-¿La independencia es realmente necesaria como consideran la mayoría de los países europeos?

-Es necesaria en el sentido de que hay un problema enquistado que no parece que vaya a tener solución dentro de unos años, por lo cual encararlo con un procedimiento u otro parece que es una propuesta razonable. Cuando la mayoría abrumadora de un país está por la independencia, eso es una patata caliente que hay que cocinar de alguna manera.

-¿El reconocimiento de su soberanía acabará con la violencia?

-En principio no hay violencia manifiesta desde hace seis años, desde que se remató la guerra de Macedonia a finales de 2001. Lo que es posible es que se reabra alguna crisis mal cerrada. Por ejemplo la del Estado bosnio. Hay quien maneja la hipótesis de que las autoridades de la República Bosnia de Serbia decidan seguir un camino de secesión con respecto a Bosnia y esto podría contribuir a estimular la reaparición, si no de violencia manifiesta, sí de tensiones. En cualquier caso, creo que en la región hay varios conflictos mal cerrados. Uno es el de Bosnia, otro es el de Macedonia. El tercero es el de Kosovo, con lo cual no podemos asumir frívolamente la tesis de que las tensiones más graves han sido resueltas. Es harto impensable en cualquier caso, eso sí, que recuperen el nivel que alcanzaron en el decenio de los noventa.

-La UE ha aprobado una misión civil y militar en complemento de la operación que realiza la OTAN.

-Sabe que el escenario es delicado. En particular lo es para los integrantes de las minorías y singularmente la serbia. Y me imagino que éste es el designio fundamental de esa misión ampliada. Al margen de eso, cualquier persona sensata sabe que a lo largo de los siete últimos años de la etapa del protectorado internacional ninguno de los problemas del país se ha resuelto. La situación económica no se ha enderezado. No se han generado instituciones que merezcan la etiqueta de democráticas y, en fin, los derechos de las minorías son objeto de violaciones evidentes que configuran un escenario muy poco apropiado para el ejercicio democrático.

Minorías aisladas

-¿Preocupa el destino de las comunidades de mayoría serbia (concentradas en su mayor parte en la zona de Mitrovica)?

-No, creo que el problema fundamental afecta a los pequeños guetos de población serbia distribuidos por territorio kosovar y no al norte del país, a la región de Mitrovica, donde al fin y al cabo los serbios son clara mayoría de la población. No creo que allí se vayan a manifestar tensiones agudas. Más bien existe, por ejemplo, más riesgo de que esas poblaciones serbias esparcidas por el territorio kosovar decidan abandonar sus hogares o en su defecto sean víctimas de violencia ejercida por radicales albanokosovares.

-Expertos creen que la viabilidad económica de un Kosovo independiente es cuanto menos complicada ¿será otro lastre para Europa?

-Bueno, pero la abrumadora mayoría de los estados que existen en el planeta exhiben ese rasgo, con lo cual convertirlo en un argumento para justificar una posición eventualmente hostil a la independencia creo que está poco justificado. No olvidemos, por lo demás, que Kosovo es un pequeño país con dos millones de habitantes que tiene una comunidad migrada importante en estados miembros de la Unión Europea, lo cual podría facilitar la resolución de muchas de estas tensiones. No creo que el problema principal hoy sea el económico.

-¿Kosovo no será un Estado funcional, sino que en la práctica va a seguir mucho tiempo como un territorio bajo protectorado y financiación de la Unión Europea?

-Bueno, se ve obligada yo creo más por razones de estabilidad que por razones de autosuficiencia económica. El temor a que las tensiones vayan a más conduce a la Unión Europea a hacer eso. No creo en realidad que el lastre correspondiente sea más pesado que otros que la UE o las potencias occidentales han asumido en otros escenarios.

-Además también se quiere aceptar en la UE a Serbia sin que cumpla las condiciones exigidas a los últimos socios incorporados.

-Bueno es un mecanismo lógico ya que la UE tiene mala conciencia, en la medida en que lo que está haciendo no llena de contento ni a los gobernantes ni a la opinión pública en Serbia. Su principal mecanismo para contrarrestar eso es acelerar un procedimiento de incorporación a ella misma, que, en efecto, no se va a desarrollar conforme a las pautas establecidas, por lo general muy severas, por ejemplo en el caso de los países que se han sumado a la Unión en 2004 y 2007.

- Lo que está claro es que el papel mediador de Europa ha fracasado del mismo modo que lo hizo en las guerras balcánicas de los noventa.

-Esto es una evidencia, aunque en este caso convengamos que la tarea era prácticamente irrealizable. Estaba claro que las dos partes enfrentadas defendían proyectos maximalistas que se negaban el uno al otro: el reconoci- miento sin condiciones de la independencia, del lado albanokosovar, y el rechazo drástico de cualquier horizonte de autodeterminación e independencia, por el lado serbio. Era difícil que hubiese un acuerdo. Es verdad que las políticas extremadamente poco afortunadas del protectorado internacional, y esto es la responsabilidad de de la Unión Europea, han dado en marginar a las personas que de un lado y del otro hubieran podido tender puentes y que prácticamente han quedado desplazadas del panorama político en un lugar como en el otro.

Diez años de represión

-¿La realidad geográfica y económica obligará a serbios y kosovares a reencontrarse un día?

-Obligará en algún momento a que suceda eso, pero intuyo que ese día está muy alejado. En cualquier caso, he dicho siempre que la idea de que serbios y albanokosovares son dos comunidades irreconciliables es una superstición más. Hay aquí elementos que probablemente van a inducir a procurar el acuerdo. Vuelvo a subrayar que lo que ha ocurrido en los últimos veinte años, diez años de represión ejercida desde Serbia con Milosevic en el poder, un protectorado internacional sólo atento a la estabilidad manifiestamente olvidadizo con respecto a todo lo demás no ha sido precisamente un elemento que haya contribuido a fortalecer los lazos entre estas dos comunidades. Lo digo a sabiendas de que esto implica atribuir a los agentes externos una responsabilidad importante en el desencuentro del momento presente.

-Parece que Serbia es el gran pagano de todo lo que ha ocurrido en los Balcanes en los últimos años.

-Bueno, lo es, pero creo que es importante subrayar que en buena medida lo que está ocurriendo es una consecuencia de lo que sucedió entre 1989 y 1997. Claro si las autoridades serbias no ven ningún problema en disolver un Parlamento y un Gobierno, e instaurar una ley marcial, en prohibir la enseñanza en albanés y crear un régimen de 'apartheid', pues al final acaban por recibir una respuesta francamente hostil del conjunto de la población de un país que era víctima de todas esas medidas. Eso quiere decir que sería saludable que la sociedad serbia realice un ejercicio de reflexión de cuál fue la responsabilidad de sus gobernantes entonces, lo que abrió el camino de esta caja de Pandora.