CHARLETAS GADITANAS

La escritura

La velocidad que se imprime hoy a todas las cosas no podía ser menos en la escritura. Observo la letra que hoy tienen los jóvenes y la verdad es que en la mayoría de los casos no la entiendo. Antes, los únicos que escribían mal eran los médicos, ya que era dificilísimo entender las recetas; hoy, y gracias al ordenador, ya es otra cosa. No digamos la cantidad de faltas de ortografía que se cometen en la actualidad. Siempre en aquellos tiempos, la caligrafía y ortografía unidas a la llamada regla de urbanidad, quizás fuesen las asignaturas más importantes en los estudios primarios.

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Quién de los mayores no recuerda aquellas plumas que se llamaban gallo, corona, inglesa, redondilla, etc, que había que mojarlas en aquellos tinteros escolares que era lo que existía en los pupitres y bancas del colegio, y que se hacían a base de anelina, bien negra, azul o roja, en un momento de cabreo a algún maestro por parte de algún alumno, después éste las pasaba morás.

De los colegios donde mejor enseñaban la escritura y ortografía, sin duda alguna, eran los colegios de los Hermanos de la Doctrina Cristina. Allí había chavales que salían de estos colegios escribiendo maravillas, cosa esta que servía mucho para entrar a trabajar cuando se llegaba a la edad laboral y no había medios para emprender alguna carrera, al igual que el saber, como se decía, las cuatro reglas de matemáticas.

Comprendo que hoy debido al bolígrafo y tener que tomar apuntes a una velocidad endiablada, las máquinas calculadoras y ordenadores han dejado aparte aquel arte de escribir y leer que teníamos antaño. Recuerdo algunos oficios en los que la escritura era un modelo, los empleados de los registros, los oficiales de notarías, los ferroviarios, etc., eran unos verdaderos artistas escribiendo.