OPTIMISTA. Cristina Fernández ríe abiertamente antes de depositar su voto. / REUTERS
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Una mujer dirigirá la Casa Rosada

Los sondeos otorgan una aplastante victoria a Cristina Fernández, que no necesitará una segunda vuelta La esposa del presidente argentino acapara el 45% de los votos frente al 23% de la líder de centroizquierda

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La senadora Cristina Fernández, esposa del presidente Néstor Kirchner, se perfilaba anoche como nueva primera mandataria argentina, según sondeos realizados a pie de urna. A pesar del retraso en el cierre de algunos colegios, principalmente en Buenos Aires, los primeros resultados de las encuestas tras finalizar la votación, difundidos mediante blogs, revelaban que la candidata del oficialismo consiguió el 45,9% de los sufragios.

La segunda más votada fue otra abogada, Elisa Carrió, de la centroizquierdista Coalición Cívica. Los sondeos le otorgaban el 23,3% de los votos. La ex diputada logró concitar la atención de muchos electores que la identificaron como una referente confiable de la oposición. Pero de acuerdo a las últimas encuestas, la confianza no fue tan grande como para forzar una segunda vuelta.

El tercer candidato más apoyado en las urnas fue el primer ministro de Economía del Gobierno Kirchner, Roberto Lavagna, con más del 14% de los votos. El ex funcionario dejó el cargo en 2005 poco después de la renegociación de la deuda externa y se pasó a la oposición.

«Yo quiero que gane Cristina pero voto a Carrió porque no deseo que el Gobierno lo haga por tanta diferencia», comentaba un votante a este periódico mientras esperaba su turno para entrar en la cabina de las papeletas. Otro elector, que votaba por primera vez, se inclinó por la candidata del oficialismo sin gran entusiasmo, con la expectativa de que cumpla «con lo que le faltó hacer a Kirchner». En una jornada sin incidentes pero con largas colas y mucha demora para votar, una gran mayoría de argentinos acudió a las urnas para elegir presidente y vicepresidente para los próximos cuatro años. La favorita en las encuestas era Fernández y en segundo lugar Carrió. Lo que era seguro es que ganaría una mujer y que seguramente sería la esposa de Kirchner.

La única incógnita, que se mantenía al cierre de esta edición, es saber si será necesaria una segunda vuelta aunque resulta muy improbable, tal y como apuntaban los sondeos. De cualquier forma, si los resultados definitivos lo exigen la nueva cita con las urnas se llevaría a cabo el 25 de noviembre. Para que no haya segunda vuelta (ballotage) el candidato más votado debe superar el 45% de los votos u obtener más del 40% de los sufragios con una diferencia del 10% respecto al segundo.

Durante la jornada de ayer también se votó por la renovación parcial del Parlamento y del Senado, se eligieron ocho gobernadores de provincia, algunos alcaldes y legisladores de distrito. En total, 434 cargos. En algunas provincias como la de Buenos Aires, donde tiene derecho a voto el 38% del padrón electoral total, las papeletas se componían de seis apartados. La dificultad para seleccionar a los candidatos para los distintos puestos, que incluye la posibilidad de cortar el voto en partes, retrasó mucho el desarrollo de los comicios.

Problemas y retrasos

Aunque en la capital la papeleta sólo constaba de tres apartados hubo grandes demoras a la hora de depositar el voto, pero se debió, sobre todo, a las dificultades que se produjeron para cubrir los cargos de autoridades de mesa. Dos horas después de iniciada la votación, la Junta Nacional Electoral anunció que la jornada se desarrollaba con normalidad, aunque en forma lenta. A media tarde se resolvió que en la ciudad y en la provincia de Buenos Aires la votación se alargara una hora más.

Si bien no se produjeron incidentes en los que tuviera que actuar la fuerza pública se contabilizaron algunos sucesos reseñables. Entre ellos la muerte de tres personas en colegios electorales debido a causas naturales. No hubo actos de violencia ni durante la jornada ni en la víspera. Una de las novedades de estos comicios fue que se pudo votar en las cárceles. Una nueva legislación autorizó que los presos sin sentencia firme fueran habilitados para ejercer su derecho ciudadano. Se trata de un censo de más de 40.000 personas en todo el país.

La pareja presidencial votó en distintos sitios de la provincia de Santa Cruz, en el extremo sur de Argentina, de donde es oriundo Kirchner. El primer mandatario lo hizo acompañado de su hijo Máximo y ambos guardaron turno como cualquier ciudadano. Al salir del colegio electoral, Néstor Kirchner se disculpó ante la prensa por no poder hacer comentarios, ya que violaría la ley. Pero sí declaró estar «muy contento». «Hay una normalidad institucional y eso es muy bueno después de lo que pasó en 2001», añadió recordando el colapso económico, social y político de aquel año.

Poco más tarde, fue su esposa, Cristina Fernández, la que acudió a una escuela de Río Gallegos, capital de la provincia de Santa Cruz, para emitir su voto. «Este es un día muy especial», admitió con los ojos brillantes de alegría. «Cuando yo tenía 18 años no se podía votar, por eso lo tomamos siempre como un día muy especial», aclaró.

Minutos después, los Kirchner y sus hijos se trasladaron a Buenos Aires para esperar allí los resultados de los comicios.