Un bombero trabaja en la extinción de un incendio en Funchal, isla de Madeira
Un bombero trabaja en la extinción de un incendio en Funchal, isla de Madeira - EFE

Los turistas abandonan Madeira por la oleada de incendios

Los habitantes tienen miedo de que vuelva el “infierno” de las llamas, los turistas huyen de Madeira y las calles están vacías

Lisboa Actualizado: Guardar
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Después de la tempestad de los graves incendios, viene la calma tensa. Funchal se ha convertido en una ciudad fantasma: las calles están vacías, los lugareños tienen miedo de salir de sus casas convencidos de que «el infierno volverá» y los turistas aceleran sus planes para salir de la isla principal del archipiélago porque el panorama que se encuentran, tras las devastadoras llamas a un paso del casco histórico, nada tiene que ver con el paraíso de vacaciones que suele ser Madeira en pleno agosto.

Si los primeros datos oficiales cifran las pérdidas en 55 millones de euros, queda claro que el sector servicios resulta el más afectado. Mucho más cuando este año, después de ganar Portugal la Eurocopa, la «fiebre» por Cristiano Ronaldo se ha activado aún más. Funchal es su patria chica y puede realizarse una ruta que sigue sus orígenes humildes en el barrio de Santo António y termina en el Hotel Pestana CR7, el museo a él consagrado y la gigantesca estatua que le recuerda.

Se prometía, por tanto, un verano de gran recaudación económica… pero esas expectativas han quedado reducidas a cenizas con el telón de fondo de cuatro muertos y más de 1.000 desplazados.

La gente corría y corría con lo puesto. Muchos de ellos se topan con un escenario desolador cuando retornan a sus domicilios. Y este rincón de Portugal puede sufrir todavía más si el turismo se resiente.

Evitar riesgos

Las licencias para fuegos artificiales en las numerosas fiestas populares de la isla se han bloqueado para evitar cualquier riesgo. Con todo, el principal sospechoso de prender la mecha es un joven de 24 años llamado Paulo Gonçalves, cuya historia sobrecoge por la cadena de desdichas que jalona su vida.

De familia con pocos recursos, fue dado en adopción a un matrimonio, pero no se lleva bien con ninguno de sus dos componentes. El alcohol y las drogas presiden su existencia, mientras vive con un hombre mayor que le dio cobijo cuando el chaval dormía a la intemperie. Como consecuencia, lleva la ira en el cuerpo y, al parecer, ahí radica la fuente de su agresividad y su piromanía.

El Gobierno regional ha decretado su ingreso en prisión preventiva, en parte para evitar que los vecinos le linchen, pues han aparecido pintadas que instan a matar a este individuo.

Es la otra cara de una Madeira normalmente asociada con el ocio e incluso el lujo. Por cierto, el hotel de cinco estrellas Choupana Hills ardió completamente durante la embestida del fuego. Era uno de los establecimientos icónicos del turismo en la zona y hoy el solar muestra su rostro de destrucción sin piedad.

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