Madeira arde sin control

El presidente de la República de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, se trasladó de urgencia a Madeira en la tarde del miércoles 10 de agosto en vista de que la situación causada por los gravísimos incendios apenas baja de tensión e intensidad. Y el primer ministro, el socialista António Costa, se desplaza en la mañana del jueves. Ambas visitas retratan el momento crítico que vive el archipiélago: no les ha quedado más remedio que tomar cartas en el asunto de primera mano porque la población se muestra indignada.

El número de fallecidos asciende ya a seis en todo el país vecino, pues el Gobierno regional isleño confirmó una cuarta víctima y un vigilante pereció en Ferreira do Zêzere, en el distrito central de Santarém.

Funchal ha vivido las últimas 30 horas como si de una nueva Pompeya se tratara, una imagen que testimonia el horror infernal que sacó a la gente de sus casas a golpe de mangueras y cubos.

A sólo dos kilómetros del casco histórico se localizaron las incidencias más acusadas, como demuestra la destrucción del hotel de lujo Choupana Hills, uno de los más emblemáticos de Madeira, y también de un centro comercial próximo. Pero, por prevención, se vaciaron 37 casas de esa zona de alto valor patrimonial.

El establecimiento ha quedado reducido a cenizas, justo después de que tuviera que ser evacuada la clínica de Santa Catarina, con 300 pacientes desalojados de forma urgente para evitar males mayores. Otros dos hospitales corrieron la misma suerte.

Las 1.000 personas que se vieron obligadas a huir de sus domicilios encontraron acomodo en el Casino, un centro cívico y un estadio de fútbol. Gracias a la solidaridad popular, sus necesidades básicas de alimentación quedaron cubiertas, en espera de que los 1.500 operarios movilizados en la isla madeirense (la más importante del archipiélago, junto con la de Porto Santo) lograsen incrementar su eficacia con los dos aviones especializados que enviaron Italia y España.

Además, la antigua colonia lusa de Timor Este donó dos millones de euros, al tiempo que Cáritas ponía en marcha una campaña a gran escala para recaudar fondos destinados a las víctimas. Y El Banco Santander Totta ha abierto una cuenta especial para que los ciudadanos (no sólo lusos) puedan materializar sus donativos.

Otros focos

Mientras tanto, el Portugal del continente tampoco se libra de la ira de las llamas, provocadas por la acción del hombre en un 75% de los casos, de acuerdo con fuentes de Protección Civil.

Eran 13 los incendios virulentos que se afanaban en apagar los 1.800 operarios movilizados ayer por la tarde, con los bomberos reforzados por militares y policías. En Albergaria Velha, no lejos de Aveiro, un foco se hallaba fuera de control. Los edificios residenciales continuaban bajo el cerco de las llamas y el miedo se desató entre los habitantes locales.

Más de 400 ciudadanos han tenido que ser atendidos de norte a sur por heridas, ataques de pánico y trastornos psicológicos.

El fuego se ha convertido ya en el tema que más preocupa este verano a los portugueses. Tanto es así que un funcionario público de Vila Nova da Cerveira, en las proximidades de Oporto, ha tomado la determinación de promover la recogida de firmas con el objetivo de entregárselas a las autoridades para ver si puede contemplarse en el Parlamento el endurecimiento de las penas por delitos de piromanía.

En la actualidad, el máximo de cárcel aplicable se alza en ocho años, pero la idea pasa por solicitar hasta 25, dado que las escenas dantescas se reproducen verano tras verano sin que los castigos en vigor parezcan suficientes.

La isla de Cristiano Ronaldo

La familia de Cristiano Ronaldo, natural de Funchal, no ha tardado en exhibir su solidaridad con las gentes de Madeira. Su hermana cantante, Kátia Aveiro, quien se encuentra en Cuba grabando las imágenes para su nuevo videoclip, escribió desde allí en las redes sociales: «En este momento, mi corazón está en Madeira, con mi pueblo. Una vez más, una mancha oscura sobrevuela nuestra isla, castigada injustamente. Me siento triste, con el corazón partido, llena de rabia».

Y prosigue, recogiendo el sentir popular: «Si es verdad que fue una mano criminal provocó esta catástrofe, no puede quedar impune. El sufrimiento de las personas no tiene precio y nadie puede jugar con la vida de los demás».

De hecho, un joven de 23 años pasó a disposición judicial para responder como sospechoso de prender llamas intencionadamente en los alrededores de Funchal.