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Circular a 70 km/h no hace que un coche contamine menos

Los motores diésel o de gasolina consumen prácticamente igual entre 60 km/h y 90 km/h

MADRID Actualizado: Guardar
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La primera de las medidas a la que las autoridades municipales de Madrid recurren para intentar contener los niveles de contaminación ambiental es la de reducir el límite de velocidad de 90 a 70 km/h en la M30. Intentar bajar las emisiones contaminantes de óxidos de nitrógeno (NOx) y las de CO2 de este modo es ineficiente, ya que los datos de consumo y emisiones a distintas velocidades revelan que los turismos, estén equipados con motores diesel o propulsores de gasolina, consumen prácticamente igual entre 60 km/h y 90 km/h.

Los vehículos alcanzan su máximo consumo en primer lugar a velocidades cortas, y en segundo término, por encima de los 90 km/h. Entre 60 y 90 km/h la curva consumo-velocidad es muy plana, sin apenas diferencias en los registros de consumo, que varían según la utilización más o menos adecuada del cambio de marchas para mantener las revoluciones en su nivel óptimo.

Esto quiere decir además que pueden existir diferencias entre un vehículo y otro, de modo que dos vehículos diferentes pueden responder de manera también diferente en sus niveles de consumo, a la hora de limitar la velocidad a 70 km/h. Se puede hacer la prueba realizando el mismo recorrido en el mismo vehículo a 70 y a 90 km/h. en determinados trayectos, circular a 70 km/h puede obligarnos a tener que reducir de marcha para que el coche no se «ahogue», y en consecuencia, aumetar las revoluciones del motor. Esto a su vez provocará un aumento del consumo, y en consecuencia, de las emisiones.

El menor consumo de un motor se logra comprobando las revoluciones: en los motores de gasolina entre 2.000 y 2.500 rpm; en los diésel, entre 1.500 y 2.000 rpm. Para lograr el menor consumo, más que limitar la velocidad a 70 km/h hay que intentar circular lo más posible en marchas largas y a bajas revoluciones, con el acelerador pisado en mayor medida que en marchas cortas. En ciudad, siempre que sea posible, utilizar la 4ª y 5ª marcha, e incluso la 6ª. Tqambién es importante intener mantener la velocidad lo más uniforme posible. Hay que buscar fluidez en la circulación, evitando frenazos, aceleraciones y cambios de marchas innecesarios. El consumo aumenta en función de la velocidad elevada al cuadrado. Un aumento de velocidad del 20% (pasar, por ejemplo, de 100 a 120 km/h) supone un aumento del 44% en el gasto (de 8 l/100 km a 11,5 l/100 km).

La curva de consumo según la velocidad realizada por el JRC (Joint Research Centre), Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, ratifica este comportamiento de los motores de combustión interna. En esa curva, las variaciones de consumo en los diésel, mayoritarios en el parque automovilístico español y los de mayores emisores de NOx, son más estrechas que las mostradas por sus equivalentes de gasolina.

No obstante, la emisión nominal de NOx por litro de combustible puede variar según las medidas anticontaminantes aplicadas en cada automóvil, pues los más modernos, especialmente los de la norma Euro6, instalan en la línea de escape «trampas para NOx» que casi reducen a la nada las emisiones más nocivas, como los óxidos de nitrógeno, las partículas y los hidrocarbuos no quemados en las combustión.

La combustión por cada litro de carburante en vehículos de gasolina genera 0,06 gramos de NOx/km y los diésel 0,08 g/km, antes de ser sometida esta emisión a tratamiento en la línea de escape.

Además, los vehículos nuevos ya incorporan la tecnología Gear Shift Indicator (GSI), que indica al conductor la marcha óptima para reducir el consumo y, por lo tanto, las emisiones.

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