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Sedán nuevo inglés lujo dieselJaguar XF 2.0D 180 CV, todo lo hace bien

Tiene el tacto de sus mejores rivales germanos, una innegable exclusividad y, en esta versión, una mecánica solvente y de consumo adecuado desde 44.421 euros. Eso sí, las opciones son infinitas, y no particularmente baratas

Madrid Actualizado: Guardar
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  1. Tamaño y prestancia

    A simple vista, en las imágenes por ejemplo, las líneas del nuevo Jaguar XF pueden hacer pensar que es más pequeño de lo que en realidad es. Error de apreciación: visto en directo se ve realmente largo, tanto como mandan sus 4,95 metros —por 1,88 de anchura y 1,46 metros de altura, con una batalla o distancia entre ejes generosa, con 2,96 metros—.

    Rival directo de los Audi A6, BMW Serie 5, Cadillac CTS, Infiniti Q70, Lexus GS, Mercedes-Benz Clase E y Volvo S90, mantiene una innegable similitud estética con su «hermano» pequeño, el nuevo Jaguar XE.

    Está fabricado sobre la plataforma modular estrenada por este último, caracterizada por el uso del aluminio en un 75%, lo que le hace más ligero que sus principales rivales.

    Se ofrece con equipamientos Pure, Prestige, Porfolio, S y el analizado (52.094 euros) de corte más deportivo R-Sport. Los precios del XF con motor diésel de 180 CV/430 Nm oscilan entre 44.421 y 53.569 euros, aunque también hay un XF con este combustible y 163 CV desde 43.004 euros —el diésel V6 de 300 CV sale por 66.176 euros—, o alternativamente una versión de gasolina turbo de 240 CV por 54.448 euros, otra de 340 CV desde 66.368 euros y un tope de gama que parte de 75.479 de euros, y rinde 380 CV.

    Según casos, el cambio es manual o automático de 8 marchas —en la variante analizada, 2.542 euros, aunque merece y mucho la pena—; cuenta con levas de volante y un selector circular que emerge de la consola cuando se activa el contacto del coche —al quitarlo desaparece automáticamente—. También contempla traccion total AWD en algunas declinaciones —para el resto es trasera—.

  2. Tecnología a la última

    El generoso tamaño del XF no está reñido con una tara ajustada, precisamente por la abundancia de aluminio aplicada en su producción. Así, a un coche de buen tamaño para cuatro pasajeros —la acusada caída del techo el tramo final no facilita el accceso a las plazas posteriores, aunque una vez dentro se viaja muy bien por su buena cota longitudinal— añade un maletero realmente capaz: 540 litros. Eso sí, la boca de éste resulta angosta por lo recortado del capó, lo que no facilita introducir maletas o enseres muy grandes.

    La posición ideal de conducción, a partir de sus amplios butacones y su estudiada ergonomía, se consigue con facilidad, más allá de tallas o envergaduras. Todo queda a mano y, como es norma en la marca, se respira un ambiente de calidad y precisión, algo austero en algunos detalles —mando de intermitencias y alumbrado en un solo brazo...—, pero lujoso como se espera de un Jaguar.

    La instrumentación puede ser analógica o mediante una pantalla TFT de 12,3 pulgadas. A su vez, ofrece dos sistemas de información y entretenimiento: InControl Touch —con pantalla táctil de 8 pulgadas, navegador, reconocimiento de voz y lectura de SMS...— e InControl Touch Pro —sin botones físicos, una pantalla más grande y un navegador más rápido y completo, bajo estas líneas en el centro del cuadro—.

    Información proyectada frente al conductor head-up display (1.302 euros), aviso de obstáculos en ángulos ciegos, de pérdida de carril no voluntaria –junto al anterior incluido en el Active Safety Pack, que también avisa de tráfico posterior al recular, supervisor de cansancio del conductor, freno de emergencia a baja velocidad y control de crucero inteligente ACC—, lectura de señales de prohibición en carretera, faros LED (1.576 euros) o acceso y arranque sin llave (1.017 euros) son, entre otras muchas, tecnologías al alcance de nuestro protagonista.

  3. Cómodo, solvente y fácil de llevar

    Uno de los aspectos que más nos han seducido del nuevo XF es su tacto general de conducción: el coche «se lleva con un dedo» desde el primer instante, sin que sus generosas longitud y batalla pasen factura alguna.

    Apurando mucho, yendo realmente fuerte, puede que algún rival germano le supere —por poco, todo sea dicho— en precisión de trazada o estabilidad direccional. Pero, ahora como nunca, es un señor automóvil de maneras no británicas, sino germanas, aplomado y de excelente pisada.

    Cuenta con un esquema de suspensiones bien ponderado entre confort y firmeza que nunca lo hace incómodo, pero que tampoco consiente mayores balanceos en tramos de curvas abordados a buena velocidad.

    Afinando mucho, puede que no alcanzce la proverbial calidad de rodadura de un Mercedes Clase E, «as» de la categoría en esta materia, pero no dista en exceso. Además, frena con potencia, mientras que su dirección servoeléctrica dirige el coche con destreza y rapidez.

    Por lo que toca al motor, la versión analizada diésel automática de tracción posterior y 180 CV (430 Nm de par máximo) responde muy bien. Ya conocíamos este propulsor del más pequeño XE —vistos de lejos parecen el mismo coche y llaman la atención por igual—. Una mecánica de la nueva serie Ingenium, con dos litros y cuatro cilindros que, quizá a baja velocidad, suene más de lo desesable, lo que resta un punto de finura, pero que siempre reacciona con celeridad; por cierto, arranca prácticamente al instante, fruto de la avanzada tecnología aplicada.

    En el XF, autoriza un tope de 221 km/h, con un ágil paso de 0 a 100 km/h cifrado en 8,1 segundos. Buenas prestaciones para un conjunto que, sin ser deportivo, gratifica a los mandos por sensaciones, repris y rapidez general, hasta viajando moderadamente cargados.

    Sobre el consumo, aunque anuncia 4,3 l/100 km (114 g/km) de media, lo habitual en una conducción sobre todo urbana salpicada de circunvalación será moverse en 7,5 l/100 km, que siguen siendo favorables en un automóvil que desplaza un mínimo de 1.595 kg. A cambio, en carretera y a ritmo legal sostenida acariciar 5 l/100 km no supondrá complicación. Un dato más: en aras de aquilatar peso, el depósito solo alberga 66 litros.

  4. Un rival temible

    Los Jaguar medios, primero en formato S-Type y más tarde comercializados como XF, no son modelos masivos, ni lo pretenden. Pero poco a poco se han ido abriendo paso en el imaginario de una clientela que, hasta hace unos años, pensaba casi en exclusiva como opción de compra en las alternativas alemanas recurrentes, o como mucho en algún rival nipón de renombre. Dicho de otro modo: puede que en el garaje de casa o del trabajo abunden los aros, las hélices o las estrellas, pero no los felinos, y eso, en categorías como ésta, es todo un punto a favor.

    De paso, y como el resto del moderno portfolio en la marca inglesa, el nuevo Jaguar XF es un automóvil bien hecho y sumamente competente en todos los órdenes, lujoso como el que más y dotado de una tecnología acorde con los tiempos.

    Lleva pocos meses en el mercado, lo que le convierte en una de las alternativas más modernas de su tipo. Además, resuelve «lunares» del pasado, como un maletero escaso, unas plazas traseras poco adecuadas a un vehículo de casi 5 metros de largura o un consumo que real era algo elevado.

    Ahora es rápido y bastante eficiente, sobre todo impulsado por mecánicas diésel como la analizada, a nuestro juicio la más compensada dentro de la gama. Y, como no podía ser de otro modo, rezuma tanta calidad como exclusividad.

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