Gabriel González de Gregorio, ayer en Cádiz. / ÓSCAR CHAMORRO
GABRIEL GONZÁLEZ DE GREGORIO HIJO MENOR DE LA 'DUQUESA ROJA'

«A veces se dan condecoraciones a personas que son miserables»

El heredero de la duquesa se plantea llevar ante los tribunales a la Fundación Casa de Medina Sidonia

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Es menudo, pero la manera en que ciñe su chaqueta, el pañuelo asomando por el bolsillo, los rizos canosos moderadamente alborotados, el gesto sosegado y la precisión del discurso denotan su buena cuna. Las palabras de Gabriel González de Gregorio (Madrid, 1958) se asoman al abismo de una infancia triste y una relación más que oscura con su madre. Luisa Isabel Álvarez de Toledo, duquesa de Medina Sidonia, la Duquesa Roja moría el día 7 en Sanlúcar y cedía la presidencia de la fundación de la casa ducal a su secretaria y esposa in artículo mortis, Lilianne Dahlmann. Ayer, Gabriel, el menor de sus tres hijos, asistía en la Diputación de Cádiz al nombramiento de su madre como hija predilecta de la provincia y reflexionaba sobre las cuentas pendientes y la madeja judicial que se cierne como un oscuro nubarrón sobre su familia y el ingente patrimonio cultural de la fundación.

-¿Qué opinión le merece el nombramiento de hija predilecta de Cádiz de su madre?

-Es emocionante que después de tantos años se te reconozca como hijo a sabiendas de que no soy un admirador vendido de mi madre. Aunque, después de lo que hizo, siempre me extrañó la ceguera de los gaditanos acerca de la injusticia de mi madre con sus hijos. Sin dejar de reconocer la labor de ella hacia la cultura gaditana, me ha fastidiado que se plegaran a algo tan antinatural. Todos, hasta los más malos, hacen algo bien, claro.

-No está de acuerdo, entonces.

-En el Día de la Pepa hay que hablar de derechos y la gente olvida que el enemigo también los tiene. Mi madre nos consideró enemigos, y no respetó nuestros derechos. Por eso critico que se concedan distinciones a personas que no lo merecen. No hay procesos que tengan en cuenta la honorabilidad general de las personas que van a ser ejemplos de otros. ¿Qué cara se les quedará a los andaluces cuando las madres y los hijos vean que la manera en que nos trató mi madre es un ejemplo? Se le ha subido a los altares porque tenía mucho dinero. Pero han puesto la cultura por delante de la ética. He de confesar que me ha emocionado más el homenaje a la asociación de amas de casa que el de mi madre.

-¿Considera que hay tacha en su faceta cultural?

-El problema es que vivimos en un mundo banal que no se hace preguntas. Por ejemplo, fue la responsable de la destrucción del palacio de los condes de Mortera, cerca de Santander. Ahora resulta que una persona con la medalla de las Bellas Artes tiene una condena por la ruina del patrimonio de un palacio, que además podía mantenerse porque tenía la finca más grande de Cantabria. ¿Por qué se ha cargado la memoria de Gabriel Maura con su biblioteca? La grandeza oculta muchas miserias. No entiendo esas sociedades de izquierdas que están tan preocupadas por la memoria histórica y no de este tipo de cosas... A veces se dan condecoraciones a personas que son miserables.

-¿Qué le parece la Fundación Casa de Medina Sidonia?

-Existen varias facetas sobre este tema, pero se resumen en que la fundación será legal o no cuando se conozca su patrimonio. Si no es suficiente para compensar a los herederos, no lo será. Porque significaría que parte de los derechos de los herederos están integrados en esa fundación.

Acreedores y herederos

-¿Puede explicarse?

-Existe una cosa sagrada que se llama la legítima, que es la herencia de los hijos obligatoria e irrenunciable, la barrera para que los padres no obliguen a sus hijos a hacer cosas que van en contra de su moral. Es un tercio que se divide entre los hijos en partes alícuotas. Pero es que, además de herederos, somos acreedores, porque nos debía dinero. Una parte es la que proviene de Gabriel Maura y que nos tenía que dar a la mayoría de edad, con 21 años.

-No lo recibieron.

No nos pagó ni los estudios. Soy Ingeniero Superior de Montes gracias a que pagaron mi carrera mis tíos abuelos. Ella buscaba que fuéramos nadie y quería demostrar que éramos tontos de baba que no servían para gestionar el patrimonio. Por otra parte, somos acreedores de la rendición de cuentas por bienes que nos entregó mi bisabuelo y que debíamos percibir a la muerte de mi madre. No se puede hacer una fundación en exceso de acreedores o de herederos. Si no hay fondos para pagar, habrá que ver cómo se hicieron las donaciones a la fundación. Se ha interpuesto el interés general al derecho de los individuos, como pasó con Camilo José Cela Conde.

-¿Se plantean medidas legales contra la fundación?

-Todo esto se planteará a la fundación y a la Junta de Andalucía. Y si no se soluciona, iremos a los tribunales.

apaolaza@lavozdigital.es