Cruce de modelos y propuestas en el desfile
Cruce de modelos y propuestas en el desfile - AFP
PARÍS

Chanel, el retorno de Mademoiselle

La disposición de las sillas permitió que se tratase de un desfile que solo contaba con asientos de primera fila

Madrid Actualizado: Guardar
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Si Coco Chanel nos viera desde arriba estaría pensando que Karl Lagerfeld, el director creativo plenipotenciario de su marca, le ha «fusilado» las colecciones. El Káiser, que a pesar de sus más de 80 años es cada vez más creativo, le ha dado otra vuelta de tuerca a su último desfile.

Cuando ya parecíamos acostumbrarnos a los looks deportivos y a los trajes de falda en tweed combinados con zapatillas de deporte, Lagerfeld da un nuevo giro abrupto y vuelve a las raíces de la casa. Y no se conforma con replicar el blanco y negro, los pantalones anchos, el punto a rayas, las camelias o los clásicos zapatos sling-back bicolor, sino que se aplica para esbozar a Mademoiselle Chanel en su madurez y senectud.

Es así como retoma los trajes de chaqueta negros y rectos y los sombreros –de corte similar a los que acompañaban y asentaban la peluca de Coco en sus últimos años de vida–. No duda incluir también los interminables collares de vueltas de perlas, algo que ella puso de moda –«no hay que tener dinero para estar guapa»–. Lagerfeld incluso se ha atrevido a replicar las botas que Mademoiselle llevaba en invierno para ocultar sus piernas, una vez cumplidos los 70 años. Los guantes, eternos compañeros de Coco en su vejez, ocultaban sus manos con elegancia, y han sido una tónica recurrente en la colección. Se ha jugado principalmente con el negro y el rojo, incluyendo abrigos y trajes de chaqueta.

Otras propuestas
Otras propuestas - AFP

Otra curiosidad del desfile de Chanel para el Otoño-Invierno 2016/17 fue la práctica disposición de los asiento en el lugar del desfile. Lagerfeld ha hecho caso a la nueva «moda» de acercar el invitado a la ropa, por la cual se está volviendo a desfilar en salones estrechos o lugares acondicionados para que la prensa y los invitados puedan apreciar los modelos de muy cerca. En este caso, las sillas se han colocado a lo ancho del espacio acotado al interior del Grand Palais, creando filas dobles en las que el respaldo de una silla pegaba al respaldo de otra, colocada en sentido opuesto. Esto permitió un original desfile que solo contaba con asientos de primera fila situados en líneas paralelas.

Clasicismo, seriedad y piezas emblemáticas de la firma
Clasicismo, seriedad y piezas emblemáticas de la firma - AFP

Las modelos, eso sí, debían recorrer un largo zigzag para pasearse delante de todas las filas, algo que da también la oportunidad de ver mejor cada atuendo. Lagerfeld quiso también rememorar a Mademoiselle convirtiendo el grandioso Grand Palais en una réplica del estudio de Coco en la rue Cambon, con moqueta cruda y espejos en algunas columnas. Y tal y como hacía Chanel en sus salones, que vigilaba sentada en la escalera de caracol, Lagerfeld dejó un espacio limpio en el que únicamente destacaban las sillas, replicando los verdaderos desfiles de antes.

Carolina de Mónaco y su hija pequeña, Alexandra de Hannover
Carolina de Mónaco y su hija pequeña, Alexandra de Hannover - Cordon

Los espectadores, también eran de excepción. Carolina de Mónaco asistió acompañada de su hija pequeña, Alexandra de Hannover. Willow Smith, Laetitia Casta y antiguas modelos de la gran maison francesa, como Inès de la Fressange, acompañaron a Lagerfeld en su viaje al «retorno de Mademoiselle».

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