Marisa, Javier y Emilio Sánchez Vicario, ayer en el tanatorio
Marisa, Javier y Emilio Sánchez Vicario, ayer en el tanatorio - INÉS BAUCELLS

Arantxa Sánchez Vicario, ausente en el funeral de su padre

La extenista decide no acudir, después del encontronazo con sus hermanos en el tanatorio

Barcelona Actualizado: Guardar
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Al final cumplió lo dicho y Arantxa Sánchez Vicario fue ayer la gran ausente en el funeral de su padre. Cerca de 250 personas acudieron al Tanatorio de Les Corts de Barcelona para dar el último adiós a Emilio Sánchez, fallecido el pasado jueves a los 83 años, pero entre ellas no se encontraban ni Arantxa ni su marido, Josep Santacana. Ahí estaban extenistas como Carles Costa, Sergio Casal, Àlex Corretja y Manuel Orantes y personalidades como el presidente del F. C. Barcelona, Josep Maria Bartomeu, pero ni rastro de la menor de los Sánchez Vicario, que mantiene una tensa y problemática relación con su familia desde que publicó «¡Vamos! Memorias de una lucha, una vida y una mujer», libro en el que acusaba a su familia de haberla dejado en la ruina.

«Que tengan algún problema económico no tiene nada que ver con el tema de su padre», defendía el viernes el marido de Arantxa. La brecha, sin embargo, parece tan insalvable que el funeral se acabó celebrando sin la presencia de la extenista.

« Si no voy a la misa es porque no quiero armar un espectáculo», dejó dicho Arantxa anteayer, justo después de protagonizar un nuevo encontronazo con sus hermanos y abandonar el tanatorio asegurando que le «habían vetado la entrada». La extenista había llegado ese mismo día desde Miami, donde reside con su familia, para despedir a su padre, pero, después de apenas veinte minutos, abandonó el recinto al tiempo que trascendía que se había producido un forcejeo entre el hermano de Arantxa, Javier Sánchez Vicario, y su cuñado, Josep Santacana.

Durante el altercado, la madre de Arantxa, Marisa Vicario, sufrió un desmayo y tuvo que ser atendida por una ambulancia. Lo que parecía una tregua familiar para llorar la muerte del patriarca se convirtió en un nuevo foco de tensión. «No he venido aquí para hacer ningún numerito, el numerito ya me lo han montado», lamentó Arantxa. Y para ahorrarse una nueva escena, se mantuvo ayer al margen, dejando que fueran su madre y sus hermanos, Emilio, Marisa y Javier, quienes encabezaran la representación familiar en una ceremonia en la que sonó «Candle In The Wind», de Elton John, y en la que también participaron tres de las nietas de Emilio Sánchez.

El incidente del tanatorio, sin embargo, no es más que un nuevo capítulo en el largo historial de desencuentros que Arantxa y su familia han protagonizado en los últimos años, con la extenista demandando hasta en cuatro ocasiones a sus padres y hermanos por malversación de fondos y apropiación indebida y la familia negando categóricamente cualquier acusación. El acuerdo al que llegaron ambas partes el pasado verano para retirarse de la vía judicial y el viaje de Arantxa a Barcelona para despedirse de su padre parecían haber normalizado ligeramente la situación, pero hay heridas que nunca acaban de cicatrizar.

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