El cirujano plástico Pablo Frade
El cirujano plástico Pablo Frade - JAIME GARCÍA

Cásper y la narcopija Cameno, personajes en el culebrón del cirujano asaltado

Ignacio Frade operaba a las prostitutas que le enviaba el butronero y su exmujer lo depilaba

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Nos contó que su exmujer le había mandado a los dos tipos, que los llama sicarios pero no lo son, porque ella tiene relación con el mundo del hampa. Nos habló de viejos conocidos nuestros como Cásper o Ana Cameno». Son palabras de un investigador. Era lo que le faltaba al culebrón del asalto sufrido/denunciado por el cirujano plástico Ignacio Frade que movilizó a la Policía el pasado ll de abril en Madrid. Frade acusó a su segunda pareja, madre de dos de sus seis hijos, de enviarle a dos tipos que buscaban documentos. María, nombre supuesto, confirmó a los agentes de la Brigada de Policía Judicial que conocía a Cásper porque se lo presentó Frade.

«Mi ex operaba a las prostitutas que le mandaba Ángel Suárez -Cásper- del club Sensagra, del que era socio, y ahí le conocí, en la clínica.

Luego, en la consulta que compartíamos yo les hice la depilación láser a él y a Estella, su mujer», explica María a ABC. Asegura que desconocía quién era su cliente, considerado el mejor butronero de España. Cásper fue condenado el año pasado a noventa años de prisión por robar a narcotraficantes, retener, dar palizas y torturar para conseguir sus objetivos; antes saltó a la fama como el hombre que desvalijó el ático de la empresaria Esther Koplowitz y que guardó algunas de las obras de arte robadas en su club de alterne hasta que fueron recuperadas por la Policía.

«Es un delincuente»

La relación con la «narcopija» Ana Cameno reconoce María que es solo suya y procede de sus salidas nocturnas cuando era estudiante. «Íbamos a los mismos sitios y nos reíamos. Ella manejaba mucho dinero y unos coches impresionantes, pero yo no voy preguntando a qué se dedica cada uno», se excusa. Cameno, la reina de la cocaína en nuestro país, adicta al lujo, a la cirugía y a la santería, entabló relación con la pareja de Frade, pero en cambio nunca se dejó operar por él. «No te enfades, pero tu marido es un delincuente», cuenta la mujer que le dijo en alguna sesión de depilación y confidencias, al tiempo que le pedía que le recomendara a los mejores cirujanos.

Cásper y Cameno, ambos ahora en prisión, son personajes de las crónicas criminales que pululan de forma anecdótica por esta historia de desamor, malos tratos, codicia y engaños en la que nada es lo que parece.

María e Ignacio Frade mantuvieron una relación entre 2003 y 2008, fruto de la cual nacieron dos hijos que hoy tienen 12 y 11 años. En enero de 2008 se separaron, aunque siguieron trabajando en la misma clínica estética de la calle Orense. Dos meses después, tuvieron una discusión y ella lo denunció por tirarle del pelo, agredirla y arrastrarla por el suelo. Un juzgado le concedió una orden de protección y repartió los días de trabajo para que no coincidieran en el centro.

Condena y absolución

En 2009 un juez lo condenó a él por un delito de lesiones y otro de coacciones en el ámbito familiar y le prohibió acercarse a ella a 500 metros, así como mantener comunicación. Tres años después, la Audiencia de Madrid lo absolvió y consideró que su expareja podía haberse lesionado en un forcejeo entre ambos, que pretendían apoderarse de los papeles de un maletín.

En paralelo comienza una guerra económica. Pese a que María sabe la cantidad de operaciones que realiza su ex -hasta en cuatro clínicas a la vez- y el nivel de vida que tienen (viven en la misma urbanización de lujo de Pozuelo que el expresidente Aznar), él intenta pagar una pensión a sus hijos de solo 150 euros a cada uno. «Dijo que era insolvente», explica ella. Finalmente, el Juzgado de Primera Instancia le impone 1.400 euros mensuales para sus dos hijos, después de presentar como únicos ingresos una nómina de 2.341 euros como forense en los juzgados de Alcobendas.

La pareja ha seguido cruzándose denuncias, mientras cada uno rehacía su vida, hasta que hace dos años María se queda en paro y presenta una demanda para que el juzgado revise la pensión de sus hijos. «Yo sé que él gana unos 400.000 euros al año, pero no los declara», recalca a ABC. A través del Juzgado número 7 de Majadahonda se oficia para que todas las clínicas en las que él opera o ha operado aporten sus libros de quirófano.

Incendios en clínicas

«Ha habido pequeños incendios en clínicas en las que él ha practicado intervenciones. Es muy sospechoso. Su exmujer asegura que han sido provocados para ocultar los libros de quirófano que le han reclamado a través del juzgado», confirman fuentes de la investigación. Algunas han roto relaciones con el médico, pero en otras sigue trabajando con normalidad, como refleja la documentación que ha ido llegando, caso de la clínica Fuensanta. Llama la atención el elevado número de extranjeros que son pacientes suyos.

En mitad de esa demanda, su exmujer denuncia que en septiembre del año pasado dejó de pagar la pensión de alimentos, y sigue aportando pruebas de que Frade trata de ocultar su dinero. «En enero de este año contrató una caja fuerte en su banco, justo cuando se le empezaron a requerir papeles». Antes, María había acudido a Hacienda porque sostiene que su expareja defrauda al fisco e incluso que cuenta con la ayuda de alguien. «En agosto estaba de vacaciones en Cuba cuando le avisaron de que lo estaba investigando la Agencia Tributaria, y regresó de inmediato».

En el asalto sufrido el pasado 11 de abril, Ignacio Frade contó que quienes llamaron a la puerta del domicilio de su padre (en el mismo edificio donde tiene ahora su consulta) se hicieron pasar por inspectores de Hacienda. Es verdad que recibió unos golpes, pero todo lo demás la Policía lo pone en entredicho. Una cámara captó la llegada y la salida de los dos desconocidos al edificio de la avenida del Mediterráneo. No se les reconoce porque se tapan. Estuvieron tres horas dentro con Frade y se marcharon veinte minutos antes de que él llamara al 091. Según el médico, los envió su ex porque conoce a gente del hampa.

«Lo más probable es que fueran buscando dinero. Quizá para cobrar algo acordado. No descartamos que ese acuerdo fuera con alguien muy cercano, pero de todas las declaraciones que hemos tomado es imposible saberlo», concluyen fuentes de la investigación. El atestado ya se ha entregado en un juzgado para que el juez decida si ordena nuevas diligencias.

Agendas fotografiadas

En los últimos meses los problemas se han multiplicado para el cirujano. Su tercera mujer, con la que está en trámites de divorcio, le ha denunciado por malos tratos. Presentó un parte de lesiones en un juzgado de Pozuelo y está pendiente de juicio; sin saber qué hacer, avisó a la anterior pareja del médico. «Tenías razón», le reconoció. Ahora, la segunda y la tercera mujer comparten abogada y causa contra Frade, a quien ya no le va tan bien en su profesión, según fuentes policiales. «Se volvió loco al enterarse de que estábamos juntas. Por eso ha cometido tantos errores».

Las dos mujeres niegan que esté en bancarrota. El médico lleva una exhaustiva contabilidad de sus ganancias y su pareja hasta hace menos de dos meses asegura que tiene en su poder esas pruebas: sus agendas fotografiadas. «Gana hasta 40.000 euros al mes, pero cobra en negro». Es la acusación de María, pendiente de la revisión de las pensiones de sus hijos. Son la parte más vulnerable del culebrón.

Ver los comentarios