«Espero que Puma no fabrique condones» bromeaba el centrocampista suizo Xherdan Shaqiri luego del desfile de torsos en el Francia-Suiza del domingo en Lille, donde hasta cinco de sus compañeros tuvieron que cambiar la elástica de Puma por defectuosa. Para más Inri, el balón «Beau jeu» de Adidas reventó durante el mismo partido tras chocar el suizo Behrami y el francés Griezmann en una disputa por la pelota. No son las únicas coincidencias: los fabricantes alemanes de equipamiento deportivo Puma y –su competencia directa– Adidas, fueron fundadas la primera por Adolf Dassler y la segunda por su hermano: Rudolf.

Granit Xhaka, el nuevo fichaje del Arsenal, lució torso por partida doble por lo que Puma no tardó en reaccionar ante la situación: aseguró a medios franceses que «están estudiando el tejido de las camisetas», matizando luego que los otro cuatro equipos a los que surte de material en esta Eurocopa no han sufrido el mismo inconveniente durante sus partidos. Habrá que fijarse en los próximos partidos de Italia, Austria, Eslovaquia y República Checa. Sobre el balón reventado, Adidas ha comunicado que se trata de un «incidente extremadamente raro».

Los medios alemanes no han dejado de cubrir la historia, bajo «Trikotgate» (camisetagate) han publicado una y otra vez las fotos de la vergüenza. No sólo su fábrica de coches estrella, sino que ahora sus marcas deportivas: tratando de aclarar el asunto para bien de la marca Alemania, el Frankfurter Allgemeine (FAZ) ha publicado que Puma ha encontrado la causa de las camisetas rasgadas refiriéndose a un comunicado de la empresa, «que se ha producido un lote defectuoso de material» debido a un control incorrecto del calor, la presión y el tiempo de producción «en la fábrica de Turquía».

Los hermanos Dassler comenzaron juntos en 1920 fabricando zapatillas, pantuflas y calzado con clavos para deportistas. A partir de 1933, Adolf y Rudolf se asociaron al partido nazi por lo que durante la Segunda Guerra, la fábrica de los Dassler se transformó en proveedora de la Wehrmacht, el ejército alemán, para el que fabricó botas militares. Pero no sólo, también el lanzagranadas «Panzerschreck» con trabajadores forzados franceses salieron de sus fábricas. Terminada la guerra ambos hermanos separan sus caminos, manteniendo sin embargo la sede central de sus respectivas empresas en el mismo lugar: la cuidad bávara de Herzogenaurach.