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UCAM Murcia-Cádiz CF (1-1): La partida acaba en tablas

Cádiz y UCAM Murcia, Cervera y Francisco, encaran el duelo como una contienda ajedrecística, buscando el fallo del contrario y aceptando con una sonrisa el punto final

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Salvi lo intentó por su banda pero sin éxito.
Salvi lo intentó por su banda pero sin éxito.

Cervera y Francisco se sentaban frente a frente, junto al tablero, para disputar una interesante a la par que aburrida partida de ajedrez. Cada cual movía sus piezas con temor, guardando más el punto como si fuera la reina que con el deseo de poner en jaque al rey. Los peones aceptaban las órdenes de los dos jugadores, que aguardaban durante toda la tarde al error del contrario.

La improvisación de Jona, con un soberbio gol producto de su inspiración personal, modificaba el escenario pero Eddy Silvestre devolvía las cosas a su sitio. Escasos minutos de desate, de desligarse y quitarse el corsé; poco más que contar salvo esa última jugada en la que el árbitro, y ya van unas cuantas esta temporada, anulaba el gol del triunfo a Alvarito por un inexistente fuera de juego.

El punto satisface a los dos, de ahí tanta especulación. Los universitarios suman como pasito para huir del incendio, mientras que el Cádiz CF rompe la inercia que podría provocar la derrota ante el Tenerife y cosecha un punto a domicilio para hacer bueno la próxima jornada en Carranza frente al Lugo. La película terminaba como vaticinaban los 'spoilers': empate y todos contentos.

Cervera necesitaba abrir las ventanas para que corriera brisa fresca. Su Cádiz CF, sobreexigido física y mentalmente, presentaba la anterior semana severos síntomas de agotamiento que exigían modificaciones en cada línea. Hasta cuatro relevos en la cuadrilla. Silvestre por obligación ante las ausencias por lesión, y Salvi, Aketxe y Luis Ruiz para otorgar nuevos bríos a un conjunto con el depósito justo de gasolina.

Ambos adversarios basan en el conocimiento mutuo su respeto. Amén de las similitudes en cuanto al recorrido de los últimos meses y el nivel de la plantilla. La clasificación marca una distancia que no se ajusta estrictamente a la realidad. Son tan parejos que la primera media hora se asemejaba más a una partida de ajedrez que a un encuentro de fútbol.

Los jugadores se medían en cada acción, sin arriesgar un ápice para evitar consecuencias indeseadas. El UCAM, por aquello de actuar en casa, ofrecía algo más con el balón pero sin hacer temblar a Cifuentes. Sólo Jona merodeaba con cierto peligro por los dominios amarillos, como un islote de tinte azul. En la acera de enfrente, a Alvarito se le notaba falto de chispa pero con ello servía un magnífico balón que Ortuño remataba a las manos de Servando.

El duelo marchaba sin historia, con numerosas faltas e interrupciones, a expensas de un error. Y sin embargo, lo azuzaba una genialidad, un golpe maestro de un ex despechado que se tomaba su venganza. Jona controlaba un balón dentro del área, con la incómoda figura de Aridane encimándole, y en un resquicio lanzaba un zurdazo con escaso ángulo que dejaba petrificado a Cifu. Un tanto que se encajaba como un golpe duro pero que espabilaba a un Cádiz CF que por momentos recuperaba su ambición.

Sostenidos por la mejor versión de Eddy en la medular, y liderados en ataque por Salvi, asediaban la portería del UCAM en los minutos previos a la tregua. El internacional por Azerbaiyán cabeceaba un buen centro de Sankaré y encontraba la respuesta de Fernando. Seis minutos después, al borde del descanso, recogía un rechace en el área pequeña por el disparo de Luis Ruiz y empataba la contienda en el momento preciso.

Todo igual para la segunda parte

Todo quedaba igual pero ya nada sería lo mismo. El Cádiz CF daba un paso hacia adelante, con una presión más cercana al área contraria. Aún así, el temor se imponía a la ilusión; el punto adquiría un valor enorme que se multiplicaba con el transcurrir de los minutos. Especialmente para los locales, que se veían más cerca de su objetivo de salvación.

Así que los amarillos entendían que para lograr el triunfo habría que buscarlo, nada de quedarse esperando agazapado en la búsqueda del contragolpe. Cervera retiraba a Aketxe y apostaba por la velocidad de Aitor en banda izquierda, con Alvarito en punta junto a Ortuño.

Aridane rondaba el tanto con un cabezazo esquinado que salvaba Fernando con muchos apuros. Gotas escasísimas en un desierto futbolístico. Nico otorgaba el descanso a Salvi con la intención de dar chispa a esa banda diestra.

Santamaría entraba en último lugar por Ortuño y observaba sobre el terreno el tremendo error arbitral que privaba a los amarillos de la victoria. Álvaro García culminaba una excelente jugada, con el bienintencionado pase a la espalda, pero el línea levantaba la bandera para anular el tanto por inexistente fuera de juego. Por poco, pero el utrerano se encontraba en posición correcta. El único verso suelto en un guion fabricado desde el inicio y que apenas varió en su final.

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