CÁDIZ CF

Jumilla-Cádiz CF (0-0): El Jumilla saca los colores al Cádiz CF

El equipo de Cervera supera en ineptitud al de Claudio y no se cansa de hacer el ridículo en un encuentro en el que apenas inquieta al humilde rival

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Lolo Plá, muy lejos de su mejor nivel.
Lolo Plá, muy lejos de su mejor nivel.

Carranza y su entorno ofrecían esta semana un interesante y certero debate sobre la capacidad física de su equipo y la falta de energía, pero se comprueba que este Cádiz CF no se cansa. No se cansa de hacer el ridículo. Ayer en Almería y La Línea, antié en Sevilla, y hoy en Jumilla. No importa el escenario ni el rival porque el problema viene de fábrica. Y no se sienta en el banquillo sino que trota sobre el césped.

El Jumilla sin entrenador, y el Cádiz CF sin juego, sin casta, sin orgullo, sin intensidad... sin futbolistas. Ante el modestísimo conjunto vinícola, los gaditanos filmaban un nuevo bochorno y preparan una nueva videoteca con los fiascos del último mes.

Seis partidos sin ganar (una racha terrible que ni se recuerda), dos puntos de 18 y sufrimiento indignante a la espera de ver el papel de La Hoya en Granada.

Y aún así, lo peor es la imagen, las sensaciones. Este equipo de Cervera, si se le puede llamar así porque el hombre no ha podido hacer nada, ni ataca. Ni una sola ocasión de gol medianamente clara ante un humilde adversario que por momentos merecía mejor suerte, pero que tampoco está para muchas fiestas. Le vuelven a sacar los colores a un equipo amarillo que vestía de morado para mimetizarse, y que angustia con sólo pensar en su futuro más reciente. Porque el 'play off' depende del hacer de los lorquinos.

Sorprendía el Cádiz CF nada más pisar Jumilla y no por su juego brillante ni la solidez del bloque, sino por la cara nueva que aparecía en la foto del once inicial. Cervera mantenía en el banquillo a Salvi, presumiblemente por su falta de chispa tras la lesión, e incluía a Carlos Calvo, inédito esta temporada pese a haber tenido sus minutos.

Sin embargo, no es cuestión de nombres ni de jugadores, y la prueba es que este curso ya han debutado hasta 30 futbolistas. Porque el Cádiz CF no mostraba cambio alguno en ese primer contacto con el terreno murciano. Errático, impreciso, timorato y acomplejado, cedía el cuero al humilde adversario y se parapetaba atrás para intentar enganchar un contragolpe con un balón largo a Güiza. Así, sin más.

Y tampoco luce en defensa. La prueba es que en dos acciones a balón parado le remataban con facilidad, por suerte sin puntería. Como respuesta... nada. El conjunto de Álvaro sería capaz incluso de perder con el de Claudio, ya que los jugadores se sienten todavía más confusos y con menos confianza, temiendo que el 'play off' sea más un castigo que una bendición.

La destitución del levantino debía suponer un revulsivo, no a nivel táctico sino psicológico, si bien es palpable que el problema es de fútbol y de los futbolistas. Cualquier adversario del Grupo IV parece superior a los amarillos, y no sólo por un buen planteamiento, por orden o intensidad. A nivel técnico, resulta sorprendente que alguno vista la histórica camiseta del Cádiz CF sin ser capaz de controlar una pelota fácil, de efectuar un despeje sin presión o dar un pase de cinco metros.

Su mayor éxito en el primer asalto consistía en mantener el balón lejos de la portería de Cifuentes. Más allá, el vacío. El equipo no carbura, la luz de David Sánchez se ha fundido y hasta se siente pudor al ver a todo un campeón de Europa como Güiza correr tras la pelota como pollo sin cabeza.

El afán de superación de este Cádiz CF es temible. Cada semana lo hace peor. Con el reto de cambiar esta dinámica infame desde aquel fallido penalti ante el Betis B, Cervera ofrecía las instrucciones para encarar la segunda mitad. En Jumilla, sin entrenador, se animan entre ellos, pero bien claro que lo tienen y así lo demostraban en la reanudación, empujando a los amarillos sobre su portería.

Cervera buscaba la reacción y tomaba una decisión compleja, peliaguda. Insertaba a Salvi en el césped y retiraba a Güiza, que se marchaba con cara de pocos amigos. Lolo Plá tomaba la punta en la vanguardia, con dos extremos bien abiertos y Calvo por el medio.

Superada la hora de partido, el Cádiz CF comenzaba a tomarle el pulso al encuentro. Comprobaba que al Jumilla, ansioso por el triunfo, le empezaban a fallar las piernas mientras los visitantes se mostraban enteros y más peligrosos por la velocidad de sus alas. Pero como definía el míster la pasada semana, la intensidad apenas dura unos minutos y pronto replegaba para darle la iniciativa al enemigo.

Jandro relevaba a Calvo, y los de Cervera intimidaban a balón parado. Al menos se observaba cómo metían una marcha más, si bien antes estaban al ralentí. Sin embargo, con la primera no le llegaba más que para no pasar apuros en defensa.

90 minutos vacíos, inertes, sin apenas ocasiones para uno y otro bando, tediosos a más no poder. Ya en el descuento, el colegiado, muy riguroso, expulsaba a Inestal y ofrecía la última posibilidad a un Cádiz CF que ni por esas. Ha desconectado y quedan dos semanas para el final. En el fútbol a veces suena la flauta, pero este Cádiz CF ya no tiene ni aire en los pulmones.

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