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Cádiz CF-CD Lugo (1-1) A la guerra sin chaleco

Nuevo empate del once amarillo que lo deja sin margen de error de aquí al final de Liga

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Salvi salió de inicio ante el Lugo.
Salvi salió de inicio ante el Lugo.

A pecho descubierto. Así tendrá que acudir el Cádiz CF a las nueve batallas finales que le esperan de aquí al final. Adiós al colchón de puntos conseguido gracias a la racha de anteriores fechas. Al limbo se ha ido el 'air bag' que tanta vida ha dado tras los accidentes en Oviedo o ante el Tenerife en Carranza. Los de Cervera volvieron a dejarse puntos en su casa hoy ante el Lugo y no les queda otra ya que acudir a la guerra sin chaleco y jugándose la vida en cada final que les espera. El ardor de los cadistas comienza a ponerse a prueba. La exigencia del 'play off' parece que es un hecho que comienza a pesar más de lo que parecía.

Que eso sea verdad o no dependerá de la capacidad de reacción de un equipo que, tras ganar en el último campo donde acudía como víctima propicia, ha vuelto hoy a encallar en su feudo y ante un rival que, como todos los que le esperan de aquí adelante, se jugaba la vida. La guerra es cosa de hombres y los de Cervera deberán comenzar a mentalizarse de que aquí, en la lucha por el ascenso a la gloria, nadie regala nada.

El levante atonta. Y hoy se cumplía el tercer día con el viento imperando y el Cádiz CF lo lleva sufriendo desde el jueves. Y claro, los de Cervera salieron groguis. En definitiva, todo un estorbo, como lo fueron los primeros minutos de partido ante un Lugo que salió mucho más enchufado que los amarillos, que a los dos minutos de juego concedieron un saque de esquina al conjunto gallego con tan mala suerte que Marcelo D'jalo adelantaba a los suyos tras un lío formado en el área pequeña cadista y ante el asombro de Cifuentes, que se vio fusilado a las primeras de cambio.

Se ponían mal las cosas pero por delante quedaba todo un mundo y un Carranza que se puso muy pronto manos a la obra para levantar a los suyos, que cumplieron con su acometido porque no perdió tiempo el Cádiz CF para hacerse con las manijas del encuentro. Los de Cervera comenzaron a tocar el balón como no lo hacían desde hace tiempo y, poco a poco, metieron a los lucenses en su campo. Abdullah, que regresaba para mandar al banquillo a Eddy, Aketxe y José Mari se hacían con la bola para abrirla a las bandas y conectar cuando se podía a Ortuño. Carranza sonaba y la máquina amarilla, al completo, comenzaba a 'flucear'.

Y llegó lo que tenía que llegar. Akexte ponía un libre directo de dulce al corazón del área para que Ortuño, con su muslo derecho, desplazase el balón a las mallas ante la pasividad de la zaga foránea. Empate al cuarto de hora y el Cádiz en alza. Se firmaba. Por supuesto que se firmaba. Con levante y todo.

Porque el Cádiz CF se sentía muy cómodo. Abdullah era el que todo el mundo quiere que sea comenzando por él. Y si Abdullah 'furula', Carranza estalla. Precisamente, en una jugada comenzada por el francés, Aketxe, ¡qué jugón!, metía un pase en profundidad para que Alvarito llegase y buscase el pase de la muerte que fue anulado, mal, por el asistente. La cosa iba bien. Tan, tan bien que Álvaro García tenía espacios por su banda para meter y meter centros que complicaban la vida al meta Roberto.

Pasada la media hora, el Cádiz CF se detuvo. Por el viento, por el Lugo, por el desgaste para igualar la contienda, por orden táctica, por lo que sea, pero la muchachada de Cervera se relajó y dio un pasito atrás que agradeció su oponente. Pero tener en tus filas a jugadores de la clase de Ager Aketxe te puede dar la vida. Y si ya el vasco puso un caramelo a Ortuño para el empate, casi logra el segundo al intentar sorprender al meta rival con un libre directo lanzado al palo corto y raso del portero cuando todos esperaban un centro a las torres amarillas. Con relativo dominio cadista se llegó al descanso.

Dos goles a balón parado habían decidido en la primera mitad y de la misma forma comenzó la segunda, aunque en esta ocasión el saque de esquina botado por el Lugo fue defectuoso y el árbitro echaba pelillos a la mar un forcejeo innecesario de Sankaré sobre D'jalo.

Sin dominador claro, el partido se adentró en una sucesión de pelotazos de un lado a otro sin que ninguno de los dos equipos decidiera asumir el control de manera clara. Solo las apariciones por la medular de Abdullah aportaba algo de criterio a un Cádiz CF que tímidamente adelantaba metros dejando peligrosos espacios a un equipo que hace de su contragolpe su mejor arma. El miedo comenzaba a hablar por ambos equipos.

Este Lugo, como el Cádiz CF, puede ser mortífero con metros libres por delante y de no ser por una mano de Cifuentes a disparo centrado de Calavera hubiera dado buena prueba de ello tras aprovechar una salida a la contra tras salir el Lugo de una presión adelantada gaditana.

Esa ocasión dio confianza a los gallegos, que se asentaron en el campo y comenzaron a llegar con cierta facilidad al área de Cifuentes, que tuvo que sacar sus puños a pasear para despejar un centro envenenado que buscaba a un Joselu desaparecido hasta el momento. Era un hecho. El CD Lugo se había hecho con el partido y se apoderaba del balón y era el que ponía las ocasiones, pero en una primera instancia Cifuentes salía rápido a los pies de Campillo y en segunda la defensa despejaba a córner un centro chut de Joselu, que a los dos minutos casi sorprende majestuosamente a Cifuentes con una vaselina que silenció Carranza.

El Cádiz CF estaba contra las cuerdas y Cervera quiso salir de ellas dando entrada a Nico y Gorka Santamaría sentando a un desacertado Salvi y a un intermitente Aketxe. Quedaba poco menos de media hora para intentarlo. Y el primero casi en lograrlo fue el recién entrado Nico Hidalgo, que recibió un pase en profundidad de Ortuño pero disparó pasado en la búsqueda de Santamaría, que no llegó donde tenía que haber que no era otro sitio que el segundo palo, donde tantas veces se encuentra el oro.

No se conformaba el Lugo con el empate y en base a ello Luis César Sampedro sacaba más artillería con Pablo Caballero. A falta de quince minutos, el encuentro perdía en calidad pero ganaba en emoción. Más si  cabe con la expulsión de Aridane, que se pasó de revoluciones en un plantillazo a Campillo en la medular.

Al Cádiz CF le quedaba un cuarto de hora (más descuento) por delante y loa afrontaba sin Ortuño, el damnificado por Cervera para meter a Servando y recomponer la zaga.

Las circunstancias mandaban y los amarillos reculaban en su campo ante el lógico empuje de los gallegos, que venían oliendo sangre desde hace muchos minutos. Movían el balón y sabían llegarle al Cádiz CF, que suspiró cuando Pablo Caballero no supo conectar a gol un centro que le mandó Joselu que lo dejó prácticamente solo ante Cifuentes. Quedaban nueve minutos y el asedio no hacía hecho más que comenzar.

Se defendía como podía el once amarillo, que intentaba dormir el encuentro cada vez que podía, pero bien poco le duraba el balón en sus pies. Los avisos del CD Lugo cada vez era más serios. Como el cabezazo de Sergio Gil que se fue rozando la escuadra de Cifuentes.

Se acercaba el duelo al minuto 90 y del ataque amarillo se acabaron las noticias hace ya tiempo. Solo quedaba defenderse como gato panza arriba, mirar el crono y mantener la distancia y el 'goal average' a favor respecto al Lugo. Cuatro minutos se añadían al encuentro y en el primero casi se obra el milagro después de una carrera lanzada por Alvarito que acabó en un disparo desde fuera del área de Nico a las manos de Roberto. El mismo Nico lo volvió a intentar por su banda pero su centro se quedó sin rematador. Apareció el ataque amarillo en los momentos cruciales para que el sufrimiento cambiase de área y el partido muriese en el campo gallego.

El empate dejaba un mejor sabor de boca de lo que iba a ser en un principio debido a la expulsión de Aridane, que no estará en Huesca, territorio donde el Cádiz CF ya acudirá sin el chaleco antibalas que tanto margen de error le ha dado en estas últimas jornadas donde el motor parece haber gripado.

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