El escritor estadounidense John Irving, fotografiado poco antes de la entrevista en la Casa de América
El escritor estadounidense John Irving, fotografiado poco antes de la entrevista en la Casa de América - AFP

John Irving: «Soy un escritor del siglo XIX»

El estadounidense regresa a la ficción con «Avenida de los Misterios», un relato monumental con el destino, México y la escritura como protagonistas

Madrid Actualizado: Guardar
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John Irving (Exeter, New Hampshire, 1942) está en plena forma. A sus 74 años, y pese a la ligera sordera que arrastra en su oído izquierdo por su afición a la lucha libre [entre los pocos combatientes zurdos con los que se ha batido está uno de sus hijos, al que entrenó], el escritor estadounidense se muestra vigoroso y ágil. Tanto es así que, nada más acabar la comida que compartió con ABC en Madrid para charlar de su última novela, Irving se fue directo al gimnasio de su hotel, donde había reservado dos horas de su apretada agenda en la capital.

En el menú no podía faltar el jamón ibérico, pero tampoco las berenjenas, uno de los platos favoritos del autor, por mucho que el nombre se le resista en español.

Y, entre sorbo y sorbo de agua con gas, los detalles del proceso de creación de «Avenida de los Misterios» (Tusquets), historia que durante diez años fue un guión de cine y que sólo gracias a esa magia inherente a la literatura terminó convertida en novela. En ella, un escritor de origen mexicano se da de bruces con su pasado al intentar abordar su futuro.

John Irving. Tusquets Editores. Traducción de Carlos Milla Soler. 637 páginas. 22,90 euros.

Juan Diego, un maduro y exitoso escritor de origen mexicano que reside en Iowa, acepta una invitación a viajar a Filipinas para hablar de sus novelas. En el curso del viaje, lleno de peripecias y mujeres insinuantes, sus sueños y recuerdos, no se sabe si por efecto (o falta) de la medicación que debe tomar, le retrotraen a su infancia: Juan Diego fue uno de los llamados «niños de la basura», crecido en un inmenso vertedero de Oaxaca. Si él leía con pasión los libros que rescataba entre la inmundicia, a su vez su hermanastra Lupe, una niña muy peculiar, era capaz de leer —peligrosamente— la mente de quienes la rodeaban y entrever su futuro. Hijos de una prostituta, ambos sobrevivieron gracias a la protección de uno de los capos del vertedero, hasta que, cuando Juan Diego tenía ya catorce años, sufrió un accidente que cambió su destino para siempre.

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