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Mayéutica de Cádiz

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Ojalá existiera la 'Operación City Hall'. Desearía que fuera un experimento socio-periodístico de Silvia Tubio, una inocentada de grandes dimensiones, un fake apadrinado por Jordi Évole que insultara a nuestra inteligencia, como en su momento la insultaron Sócrates (la mayéutica), Descartes (la duda metódica), Zapatero (los brotes verdes) o Sandro Rosell (el contrato de Neymar). Pero no. Suenan por doquier las 20 grabaciones, 25 horas, de conversaciones. En ellas dicen que hay voces, nombres, fechas, datos, precios, ahijados y pliegos. El Magistrado del Juzgado de Instrucción n.º 2 de Cádiz, López Marchena, ha imputado a Germán Molina, exdirector de Alumbrado de Cádiz, por adjudicaciones irregulares a dedo en concursos municipales, tras la denuncia de Juan López Gallardo, exgerente de Imesapi, la empresa damnificada por la UTE Monelec-Electrolux. El juez está valorando admitir como válidas esas grabaciones en las que, según parece, el exconcejal Francisco Carnota aparece pidiendo a Gallardo (otra vez ese apellido maldito) que coloque en su empresa a un ahijado.

El líder del PSOE gaditano, Francisco González, ha solicitado que se constituya una comisión de investigación para «arrojar luz» sobre el asunto. El PP no ha apreciado la irónica graceja -expresa o subconsciente- del socialista y ha rechazado su creación. Empieza, pues, el vodevil de los políticos: «esperaremos a la decisión judicial», «asumo pero no comparto la resolución», «esto es una persecución, una venganza personal», y el clásico «y tú más». La oposición, carente de armamento pesado para desbancar a Teófila Martínez de la Alcaldía, se agarrará a cualquier cosa que sirva para maquillar su propia ineptitud. El Gobierno municipal echará sobre sus hombros la manta de la lentitud de la justicia española y en un plis-plas habrán pasado las elecciones municipales y se permitirá a la alcaldesa retirarse -a mitad de mandato- a sus cuarteles de invierno a disfrutar de la Jubilatio, el noble y bello arte de no hacer nada que uno no quiera.

Los ciudadanos pedimos que se arroje luz sobre las gestiones públicas, exigimos transparencia a nuestros gobernantes, requerimos que nos aporten seguridad. No podemos entender las casualidades, ni aceptar que se rechacen comisiones de investigación, ni permitir la pasividad en la denuncia judicial de los presuntos delitos. Hay que erradicar el miedo al error y la derrota. Los ciudadanos queremos que se aplique la mayéutica y que nazca un nuevo mundo más justo porque dudamos -y cada vez más- de todo, ahora que inicia la época de los brotes verdes de la implicación social, cuando se persigue judicialmente la corrupción en todos los ámbitos. Queremos y exigimos. Justo ahora que los vanidosos españoles nos hemos dado cuenta de que un diminuto follonero se ha reído de todos nosotros con una broma que puede ser verdad. Cada día.