«Tengo un Goya, pero no sé si mañana voy a poder pagar mi casa»

Desde que fue la mejor actriz en San Sebastián, Marian Álvarez (Madrid, 1978) se ha llevado todos los premios por dejarse el alma como la mujer aquejada de trastorno límite de personalidad de 'La herida'. Tras recibir un Goya cantado se sentía «rara», pero feliz: «Lo vivo como si le estuviese pasando a otra persona».

-¿Se sabía favorita?

-No lo veía justo. Lo entendía por los premios que me han dado, la Concha de Oro y tal. Pero la primera vez que estás nominada, pisar la alfombra roja como favorita no me entraba en la cabeza. Pensaba que todo podía pasar, además tenía rivales muy duras. Estaba dispuesta a escuchar cualquier otro nombre.

-Muchas de las premiadas, incluida usted, han reivindicado en sus agradecimientos el derecho a decidir sobre su cuerpo.

-Casualidad. Como mujeres es un tema que tenemos más latente. Yo no he reivindicado nada, solo he dedicado el Goya a las mujeres luchadoras y valientes, algo importante en los días que corren. Este año ha habido interpretaciones de actrices muy potentes, pero hasta hace poco estábamos relegadas a ser madres, hijas, esposas... De repente se están contando historias desde el punto de vista femenino.

-¿Es cierto que no ha recibido ninguna oferta de trabajo desde que ganó la Concha de Oro en Donosti?

-Sí. Tengo proyectos que vienen de antes, pero todavía están buscando financiación. En San Sebastián me preguntaban si me iba a salir trabajo a raíz del premio, y contestaba que no. La cosa está jorobada, cuesta mucho levantar proyectos.