CÁDIZ

De Mier no vio ninguna transacción comercial de Rilco

El sucesor de Miguel Osuna como delegado de Zona Franca asegura que «no cerró ni abandonó el portal porque no existió»

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Calentita comenzó la sexta sesión del juicio por el 'caso Rilco' en la Audiencia Provincial. Antes de que los acusados entraran en la sala, Manuel Rodríguez de Castro, uno de los principales imputados, calificó al principal testigo del día, el que fuera también delegado de la Zona Franca, el socialista José de Mier, como uno de los «mayores sinvergüenzas de la política gaditana», «un hombre que no se ha recatado en absoluto en hacer cosas que todos consideramos que no son las que debe hacer un alto cargo del Estado y una persona responsable». Por último, le advirtió que le denunciaría si «cometía un posible delito de falso testimonio».

Una vez dentro de la sala, De Mier contestó sacando a la luz un informe hasta ahora desconocido para todos los abogados de la defensa -que no para el fiscal- en el que en 11 de sus 90 páginas, define claramente todo los problemas que se fue encontrando en 2005 en la Zona Franca gaditana. Aunque este documento, que sentó los precedentes para la querella no se encuentra dentro del proceso de instrucción, su contenido fue relatado por José de Mier quien subrayó, tanto a preguntas del fiscal como de los abogados de la defensa, que «desde 2002 a 2004 no se realizó ninguna transacción comercial con el exterior» en Rilco, uno de sus objetivos principales. Según De Mier, Rilco «funcionaba como una empresa que se dedicaba a hacer trabajos informáticos para la Zona Franca» e incluso tenía contratos con los ayuntamientos de Cádiz, Rota y Ceuta para procesos administrativos, sobre todo en lo referente a obra pública, pero nada de transacciones ni operaciones comerciales con el exterior.

En lo que concierne a su funcionamiento, el socialista aseguró que a su llegada a Zona Franca «todo era un lío», y «nadie me supo explicar qué era aquello de Rilco ni como funcionaba. Hablamos con distintas empresas pero todo era confusión». Tanta «desinformación» hizo que aquello ni le «sonara ni le oliera bien» por lo que optó por «llevarlo ante la justicia para saber la verdad». Aun así decidieron seguir renovando el dominio del portal, y matizó que «ni se cerró ni se abandonó porque no existió».

Por su parte, los abogados de la defensa, en especial Felipe Meléndez en representación de Miguel Osuna, intentó sembrar una duda sobre la elaboración de varios informes en un corto periodo de tiempo, justo antes de presentar la querella que dio pie a todo este proceso. Meléndez cuestionó una y otra vez las tres consultas realizadas a tres empresas diferentes para elaborar el informe sobre el portal Rilco, consultas que De Mier justificó en la necesidad de seguir profundizando en el desarrollo del portal.

En fase de prueba

En la sesión de ayer también prestó declaración Manuel Cabeza, un técnico informático de Rilco encargado de «machacar el portal» para comprobar su correcto funcionamiento aunque «no llegó a verlo activo» debido a que se marchó antes de que lo hiciera. No obstante, aseguró que contenían «aspectos muy novedosos» de «gran utilidad» como «la creación de una comunidad» que «más tarde han utilizado otras empresas», o la posibilidad de hacer transacciones comerciales» con la actuación de aduanas de por medio.

También prestó declaración como testigo el que fuera secretario del Consejo de Administración de Rilco y el encargado de redactar los pliegos y contratos, Pablo del Río, quien reconoció que Rodríguez de Castro le pidió modificar los contratos para poder adelantar un 15% del presupuesto total a Miami Free Zone, la adjudicataria, e incluir una cláusula para que la empresa pudiera subcontratar los trabajos.