Artículos

Siempre vienen los mismos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Dos señores sentados en un vagón del tren de cercanías que une Cádiz con Jerez. Según la conversación, infiero que se dedican a la enseñanza musical. No son de la provincia, pero hablan de su oferta cultural. «No, la de Cádiz no está mal, si hubiese más sería inabarcable», sentencia uno. Su acompañante no tiene otra que asentir, no sin antes mostrarse algo dubitativo. Aunque imposible contentar a ciudadano por ciudadano, quienes programan lo que se puede ver y oír en esta ciudad, deben de sentirse satisfechos, que no es lo mismo que estar complacidos. Acabada la Cumbre y a punto de finiquitar el año y con él la Capitalidad Iberoamericana de la Cultura, la cuenta de resultados está boyante y si se hicieran encuestas a pie de calle, puede que la mayoría pensase como el señor del tren. Pero, ¿y el curso que viene? ¿Se quedará la cultura del Doce en un espejismo o de veras habrá servido para coger impulso? Que sea irrepetible se entiende, pero que el 2013 nos retrotraiga a años anteriores al del Bicentenario sería de vergüenza. Todo lo que se ha hecho en los últimos meses estaba metido en el mismo contenedor: festival... iberoamericano; el Falla... Iberoamericano, exposición... iberoamericana, ciclo cultural dedicado a... un país iberoamericano. El esfuerzo, tanto el material como el intangible (entiéndase el esfuerzo de los directores y coordinadores de estas actividades) ha sido ímprobo. Por eso, y en la medida de lo posible, no se debe bajar el acelerador. Ha costado demasiado lograr opiniones como la que escuché en el vagón, en la que comparaban a Cádiz con Granada o Córdoba, que son algunas de las capitales andaluzas que en asuntos culturales, como en muchas otras materias, debemos de tener como referentes. Aquellas tienen algunos eventos de gran calidad, pero Cádiz y su provincia también. El problema estriba en qué hacer aquellos días en los que la agenda no tenga señalado ningún estreno, presentación, conferencia o concierto. Ojalá esas tardes de hastío y esas veladas que acaban con la frase «siempre echan, traen y vienen los mismos», sea lo único que no se vuelven a repetir cuando llegue enero.