El ministro de Hacienda británico, George Osborne, abandona ayer la sede de su departamento. :: AFP
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Tijeretazo histórico al Estado británico

Londres presenta un programa de ajustes que recorta un 20% el gasto de los ministerios y elimina 490.000 empleos públicos

LONDRES. Actualizado: Guardar
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El Gobierno británico presentó ayer un plan presupuestario para los próximos cuatro años en el que se compromete a reducir el gasto público real en casi todas las áreas para sanear unas cuentas que, según el ministro de Hacienda, George Osborne, llevaban al país «al borde del abismo».

Es el mayor recorte del gasto del Estado en la historia británica desde la Segunda Guerra Mundial, porque nunca antes en ese tiempo se había planeado una reducción en años consecutivos como la emprendida por el Gobierno de coalición entre conservadores y liberaldemócratas. El recorte es consecuencia de la creación a partir del segundo mandato, de los tres del anterior Gobierno laborista, de un déficit entre los ingresos del Estado y sus gastos que, cuando llegó la crisis de 2008 y la reducción drástica de los impuestos recaudados, produjo el mayor en la historia del país en tiempo de paz, escalando al 11% de su Producto Interior Bruto.

Al cierre del último ejercicio, el Gobierno británico se endeudó por unos 170.000 millones de euros para hacer frente a sus obligaciones. El nuevo Ejecutivo quiere eliminar ese déficit estructural al cierre del ejercicio 2014-15. Las cantidades del recorte, que están basadas en tan diferentes criterios, en un estilo que ya acuñó el ex primer ministro, Gordon Brown, no facilitan un inmediato análisis exacto pero permitieron al ministro Osborne proclamar que su cómputo global es igual al previsto por el Gobierno laborista en su último presupuesto.

Los ministerios gastarán una quinta parte menos del dinero que actualmente invierten, con una reducción porcentual más marcada en el gasto de capital que en el corriente... Entre los grandes departamentos, los de Sanidad y Educación salen mejor parados que otros, aunque el gasto real del segundo, una vez considerada la inflación, también disminuirá. El departamento que tiene más gasto, el de Trabajo y Pensiones, que incluye la laberíntica estructura de las subvenciones destinadas a la protección social, ahorrará la mayor cantidad de dinero, unos 21.600 millones.

La reforma -que incluye límites temporales o de las cantidades que se cobran por subsidios a la vivienda o a la invalidez- persigue un objetivo querido por otros gobiernos, que no lograron lo que éste también se propone, impedir que la estructura de subsidios frene el estímulo para la incorporación de los que los reciben al mercado laboral.

Cálculos

El Gobierno, la patronal (CBI) y analistas económicos de la banca han afirmado en los últimos días que los 490.000 empleos que se perderán en el sector público como consecuencia de este programa de austeridad serán absorbidos por un más pujante sector privado.

Las proyecciones del Tesoro y de otras instituciones predicen un crecimiento próximo al 2% en 2011 con inflación en torno al 2,5% (de 1,6% y 2,8%, respectivamente, al fin de 2010) y un ligero aumento de los desempleados desde los 2.5 millones (7,7%) actuales. El ministerio con una partida significativa del gasto que es particularmente castigado por los recortes es el de Administración Local, que tendrá al cabo de cuatro años un 27% menos de fondos centrales para hacer frente a sus servicios.

Es un recorte que sorprende en esta coalición de conservadores que han hecho de la descentralización uno de sus lemas políticos centrales y liberaldemócratas tradicionalmente más fuertes en los ayuntamientos.

Los recortes también afectarán levemente a la Casa Real, que ha acordado con el Gobierno una congelación de su gasto para los próximos tres años. Y el Gobierno aumentará en un 37% durante los cuatro años el presupuesto de Ayuda al Desarrollo.

El cálculo del Gobierno es económico y político. La necesidad de recorte del déficit es ampliamente aceptada y la coalición entre conservadores y liberales afirma que la austeridad afecta a todos por igual. Su apuesta es que la frágil recuperación actual de la economía adquiera vigor, a pesar de las incertidumbres actuales de escala global, antes de las próximas elecciones.