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Profesionales del crimen

'Mátalos suavemente', de George V. Higgins, recrea el mundo del hampa con diálogos magistrales

MADRID Actualizado: Guardar
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Los tipos que retrata George V. Higgins, un escritor que revolucionó el género negro al desvanecer los lindes morales entre buenos y malos, son tipos duros y con oficio. En una palabra, profesionales del crimen. Ejecutan su trabajo de matar o apalear con eficacia, sin melindres ni afectaciones. Una de las mayores virtudes de 'Mátalos suavemente', novela publicada por Libros del Asteroide y que ha llevado al cine el director Andrew Dominik, con Brad Pitt como protagonista, es el verismo al retratar los bajos fondos. Ese compromiso con la verosimilitud conduce al escritor en no ahorrar ni un ápice de violencia. Los puñetazos que describe el novelista duelen tanto a la víctima como al lector, se adivina el crujir de dientes y el destrozo de la mandíbula.

Higgins (Massachusetts,1939-1999) tenía una habilidad innegable para recrear la jerga del hampa. Ello se nota en unos diálogos vivaces, que representan el 80% del texto. Las voces de los personajes son introducidas por descripciones someras, parcas, como las acotaciones de una obra teatral.

Si los personajes de Dashiell Hammet y Raymond Chandler gustaban del laconismo y la frase ocurrente y certera, los de Higgins prefieren el monólogo y el habla torrencial, lo que no quiere decir que sean verbosos ni pesados.

La editorial catalana ya recuperó del olvido el año pasado una novela señera de Higgins, 'Los amigos de Eddie Coyle', y ahora, en esa tarea de rescate, entrega a los lectores una deliciosa trama de mafiosos. El nudo argumental de la obra gira en torno al atraco a una partida de jugadores y la venganza que se desencadena por la audacia de los hampones al apropiarse del botín de la apuesta.

George V. Higgins lo tenía todo para cultivar el género negro. Aparte de un oído excepcional para conferir ilusión de realidad a las voces de los protagonistas, Higgins fue fiscal y abogado defensor y persiguió la delincuencia organizada. Al verter sobre el papel toda esa experiencia, se nota que Higgins sabía de lo que hablaba.

El uso de la violencia brutal y a veces gratuita, así como el difuminado de las fronteras morales, hasta hacer indistinguibles a los buenos de los malos, es una herencia de la que luego se nutrirían Tarantino, Scorsese o los creadores de 'Los Soprano' y 'The Wire'.

El novelista revela con maestría el reverso de Boston. No se verán en 'Mátalos suavemente' a las élites financieras ni universitarias. Todo lo contrario, Higgins ha sido motejado como el 'Balzac de los bajos fondos', y la verdad es que el título no es exagerado. Higgins husmea en la sordidez del Boston que trafica con armas, trapichea con drogas y se embriaga con alcohol.

Su muerte prematura, a los 59 años, privó a los lectores de un buen número de novelas. La quincena de novelas que alumbró no fueron publicadas hasta que vio la luz 'Los amigos de Eddie Coyle', considerada su mejor creación.