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Zac Efron lleva a la Mostra un sueño americano

'At Any Price', crítica con la economía y la sociedad del país más poderoso del mundo, ha eclipsado a la austríaca 'Paradise: Faith'

VENECIA Actualizado: Guardar
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Una estrella Disney, Zac Efron, encerrada en el mundo agrícola con un cineasta de origen iraní, Ramin Bahrani, conforma la propuesta de 'At Any Price', desalentador y hábil análisis de los costes de manutención del sueño americano que ha eclipsado en la Mostra a la austríaca 'Paradise: Faith'. El ídolo adolescente, modelo de triunfo multidisciplinar al más puro estilo estadounidense, lidia con una reflexión pausada sobre ese pánico a la derrota que estimula y hace chirriar al mismo tiempo el desarrollo económico y social del país más poderoso del mundo, incluso en los agorafóbicos paisajes de Iowa.

Coprotagonizada por Dennis Quaid y el descubrimiento de Maika Monroe (en nómina ya para las próximas películas de Sofia Coppola y Jason Reitman), en 'At Any Price' el director de 'Goodbye Solo' busca en los pliegues de ese 'way of life' a menudo tachado de simplón y encuentra aristas punzantes y complejas. "Esta película ofrece otra perspectiva del sueño americano, basada en el lema de 'crecer o morir' y mi personaje lo ve encarnado en un padre que, de alguna manera, lo asume sin reglas", ha explicado el protagonista de 'High School Musical', que se ha mostrado muy contento con el nuevo rumbo que ha tomado su carrera, tras presentar también en Cannes 'The Paper Boy', de Lee Daniels.

Su personaje, no en vano, se llama Dean, como si fuera un James Dean en una era en la que las cosechadoras funcionan con GPS. Los protagonistas de esta película "están unidos por la tierra y la familia. Pero esos maizales no son poéticos al estilo mitológico de la pertenencia a las tierras. Hablamos de cómo se traducen en dólares, se llenan de semillas genéticamente modificadas", ha asegurado el realizador.

Así, el afán de superación del joven Dean, ligadas a las carreras de coches y con huir del camino trazado por su padre, colisionan con una realidad carente de alternativas, que al premiar al mejor y condenar al resto a la mediocridad, alimenta las ansias de victoria, tal como reza el título, "a cualquier precio". "Mi personaje tiene uno de los grandes dilemas de todo hombre al verse entre la lealtad a su familia y el resentimiento por el camino que ellos le han hecho seguir hasta convertirte en lo que es. Por eso, su reacción al sueño americano es, en un momento dado, estrellar su coche contra un árbol", ha reflexionado Efron.

Rahmin, que vivió en barrios acomodados de Estados Unidos hasta que a los 24 años volvió a Irán para residir allí tres años, cita como referencias explícitas a 'Muerte de un viajante', de Arthur Miller, a 'Terra Trema', de Roberto Rossellini e incluso a Dostoyevski. "No sé decir cuál es la moral de la película. Quiero plantear preguntas: ¿Qué pasa cuando quieres expandirte más allá de lo que tu mundo te permite? Y tampoco sé adónde va la moral del mundo. ¿Quién soy yo para decir qué decisión es la correcta en una situación como la que la familia protagonista vive en la película?", ha dicho.

Trilogía 'Paradise'

Pocas preguntas se hace, en cambio, el austríaco Ulrich Seidl, quien ha presentado en competición el bloque central de su trilogía 'Paradise', con un capítulo subtitulado 'Faith' ('Fe'), en la que parece decidido a mirar con superioridad manifiesta a sus personajes. Tras haber explorado el colonialismo sexual en África, sigue ahora de manera extenuante el día a día de su hermana, una mujer consagrada hasta el paroxismo a la religión católica.

Con los cinco primeros minutos, en los que el espectador ve a la protagonista fustigarse desnuda frente a un crucifijo, varias mamografías y un diagnóstico de enfisema pulmonar, vuelve a quedar patente que la sutileza no es la opción artística de este director, que ha sido acusado de blasfemo en la rueda de prensa. "Esta película será impactante o no según las expectativas de cada uno. Es la historia de una mujer que busca satisfacer su deseo y su amor a través de Jesucristo, y ese amor divino le hace entrar en conflicto con su amor matrimonial en el momento en el que su marido reaparece", ha explicado el austríaco.

Dispuesto a cargar las tintas, Siedl presenta al marido en cuestión como un musulmán paralítico que acabará intentado violar a la protagonista, lo que completa su obsesión por la truculencia y el feísmo. Sin embargo, pese al valor y el riesgo de cada secuencia por separado y la labor interpretativa de Maria Hofstätter (que para preparar su personaje llegó a vivir en un convento de clausura), el tratamiento es demasiado caricaturesco y efectista para lo que no deja de ser una de las búsquedas constantes del ser humano desde el principio de los tiempos.