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España se dosifica sin puntería en una pachanga inoportuna

Del Bosque no desgastó a madridistas y azulgranas, pero Juanfran resultó lesionado y se perderá el estreno liguero

MADRID Actualizado: Guardar
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A España no le gustan los amistosos, y mucho menos en verano, pero al menos se comportó con profesionalidad y cumplió el trámite en un bolo obligado que reportará dos millones de euros a las arcas federativas. Es el peaje que tienen que pagar estos jugadores por ser campeones de todo, y aunque encajaron un gol ante la muy débil y amurallada Puerto Rico, al menos no empañaron su imagen como sí hicieron hace dos años tras conquistar el título mundial. De más a menos, bastante mejor en la primera parte que en la segunda, desvirtuada por los cambios, España se dosificó sin puntería en una pachanga inoportuna. Ganó gracias a dos derechazos y cumplió, aunque se desinfló demasiado y se dejó llevar tras el descanso. Lo peor fue la lesión de Juanfran. Es el riesgo que conllevan estos amistosos sin sentido.

Del Bosque, que huye de polémicas y, aunque a veces no lo consigue, pretende contentar a todos, ya que no estaba el protegido Xavi alineó a un equipo con solo dos jugadores del Madrid y tres del Barça. Dejó fuera del once a Casillas, Sergio Ramos y Arbeloa, aunque el lateral debió salir pronto para sustituir al lesionado Juanfran, y también a un fijo como Busquets. Decisiones lógicas, al igual que los cambios, para dosificar y repartir minutos entre los dos grandes en puertas de la Liga y a una semana de la ida de la Supercopa.

Al final, quien tendrá más motivos para quejarse será el Atlético, preocupado por el esguince de rodilla de Juanfran, que se perderá el estreno liguero, aunque debería estar recuperado para disputar a finales de mes el título europeo ante el Chelsea. También recibió Monreal una dura entrada al tobillo y el lateral del Málaga tampoco acabó el partido, dejando su puesto a Silva para que, ya que no había rival, España jugase casi toda la segunda parte con tres zagueros. Aunque lo pagó, por un desajuste defensivo, con el gol que marcó un suplente puertorriqueño que se fue por velocidad de Ramos nada más salir.

En el equipo inicial de España solo repitieron cuatro jugadores con respecto a la final de la Eurocopa: Piqué, Xabi Alonso, Iniesta y Cesc. El centrocampista catalán, no como falso '9', porque el puesto de delantero centro en el primer tiempo fue para Torres, animoso pero desafortunado. En la segunda mitad la selección jugó con dos puntas, porque Llorente -inédito en la Eurocopa-, que tan mal lo está pasando en el Athletic, también tuvo su momento, como estaba cantado. Llorente la tuvo nada más pisar el césped híbrido de hierba natural y artificial, pero también se encontró con la respuesta del portero local.

Un monólogo

Al 'Niño', además de chocar también contra el guardameta en un cabezazo a bocajarro, le anularon un gol por fuera de juego poco antes de que Cazorla abriese la lata, aunque la televisión puertorriqueña, un suplicio para los espectadores por sus planos lejanos, llegó a conceder ese tanto a España durante unos minutos. Tras ese error, no tardó la selección en inaugurar el marcador, porque, aunque le faltó velocidad y puntería, tuvo estilo y paciencia para acabar con la resistencia de un equipo muy menor.

Con un ritmo notable para tratarse del verano y con los futbolistas con la cabeza puesto en el inminente arranque de Liga, España ejerció un monólogo frente a una selección que muchas veces defendió con diez en su área. Complicada tarea pues para ver puerta, y más, si el portero, el único profesional de su selección, quiere convertirse en héroe, y los españoles tienen el punto de mira desviado e insisten por el centro. España se hartó de tocar y progresar, pero sin capacidad de sorpresa en la frontal y sin remate, le costó más de lo previsto ponerse por delante. El arma estaba en las bandas, y especialmente, en Navas, incansable en el desborde y el pase desde la derecha. Fue el sevillano quien dio la asistencia a Cesc para sentenciar y permitir que España se relajase en la segunda mitad después de ofrecer una imagen bastante decente en la primera para lo que se podía dar de sí.