Silvio Berlusconi. Efe
CRISIS FINANCIERA

El ultimátum de la UE desnuda a Berlusconi

Berlusconi no llevará medidas concretas a la Eurocumbre y presentará una carta de intenciones

ROMA (ITALIA) Actualizado: Guardar
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La precariedad del Gobierno italiano ha vuelto a quedar en evidencia a las primeras de cambio, tan solo diez días después de obtener la confianza del Parlamento por los pelos. El ultimátum de la Unión Europea impuesto a Silvio Berlusconi en la cumbre del domingo, un nuevo paquete de reformas económicas claras y creíbles, y que tenía como plazo límite la reunión de hoy de los Veintisiete en Bruselas, se ha revelado casi imposible de asumir para el primer ministro, que ha chocado con el veto total de su socio, la Liga Norte de Umberto Bossi.

El lunes fracasó en su intento de aprobar una reforma de las pensiones en un consejo de ministros extraordinario y ayer peleó todo el día sin éxito con Bossi, para arrancar algo presentable que pudiera llevar hoy a sus socios comunitarios. Finalmente, parece que ha logrado alcanzar un punto en común. Según la ministra de Educación, Mariastella Gelmini, se ha llegado a un consenso sobre el retraso de la edad de jubilación, que pasaría a los 67 años, en una entrevista de televisión.

En realidad, al contrario de lo que puede transmitir el caos de la política italiana, el momento es muy serio y está en juego la estabilidad de la zona euro, pues Italia es ahora el principal enfermo después de Grecia. Berlusconi ya debía enviar ayer una carta a Bruselas adelantando los deberes hechos, pero a última hora de la tarde aún no se sabía nada de ella. Anoche todo era una incógnita, la situación estaba empantanada y el Gobierno italiano parecía más que nunca al borde de su fin. No se veía salida. Solo se confiaba en el apaño de emergencia de última hora, un arte muy italiano, pero con grandes dudas de que cuele hoy en la cumbre europea.

En efecto, ocurrió algo así y Umberto Bossi anunció sin creérselo demasiado que habían llegado a un acuerdo: «Hemos encontrado una vía, a ver qué dice la UE. Pero sigo siendo pesimista». A última hora aún no se sabían los detalles, pero todo apuntaba a un compromiso de circunstancias.

Desprestigio definitivo

Lo único claro ayer era que la capacidad de decisión y maniobra de Berlusconi para afrontar la crisis ha quedado definitivamente desprestigiada, con la lectura que de ello puedan hacer los mercados, que acosan a Italia desde junio. El presidente de la República, Giorgio Napolitano, se hizo oír para pedir que «se cumplan las decisiones necesarias y se definan las decisiones anunciadas». Es decir, quería de una vez hechos concretos.

Por otro lado, el portavoz del presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, insistía a mediodía en que la UE seguía esperando la carta de Berlusconi «con compromisos específicos sobre las rápidas medidas para favorecer el crecimiento que Italia pretende adoptar». La presión caía sobre el primer ministro desde todas partes mientras en Italia se sucedían frenéticas reuniones.

Hacia las ocho de la tarde se produjo la primera noticia de que había una especie de acuerdo con la Liga Norte. En línea con la confusión de la jornada, pero en coherencia con el estilo de Berlusconi, no lo anunció nadie de forma solemne, sino que lo soltó el secretario de su partido, Angelino Alfano, en un debate de televisión. Pero tampoco ofreció detalles y habrá que esperar a ver lo que ha salido esta vez de la chistera.

La gravedad del momento se había comprendido a través de las palabras de Bossi a media mañana: «Esta vez la situación es muy peligrosa, el acuerdo sobre las pensiones es muy difícil. El momento es dramático, lo definiría así». El líder de la Liga Norte añadió que su formación no puede plegarse a tocar las pensiones «para dar una satisfacción a los alemanes». «La gente nos mataría», concluyó.

Puede parecer exagerado, pero es así. La Liga Norte se niega a elevar la edad de jubilación a los 67 años, una de las principales medidas sobre la mesa, porque siempre ha hecho de las pensiones un asunto intocable y ahora no puede ceder en uno de sus estandartes ideológicos. El 65% de las pensiones denominadas de ancianidad, las que se perciben a los cuarenta años de cotización, independientemente de la edad, se concentran en las regiones industriales del norte, el feudo electoral de la Liga. Y no es que Bossi pueda perder votantes, que se le escapan desde hace meses, sino que se le va de las manos el propio partido.

La Liga Norte vive una fuerte crisis interna, pues la base cuestiona desde hace un año la alianza con Berlusconi, tras los últimos escándalos y su inanidad política, y empieza a atacar al propio Bossi, el gurú fundador. Él ha amenazado decenas de veces con romper la baraja, aunque ha seguido tragando con todo para mantener con vida el Gobierno. Pero parece haber llegado a su límite.

En bandeja de plata

En realidad, un análisis cínico de lo que ocurre permite decir que la UE le ha puesto a la Liga Norte en bandeja de plata bajarse en marcha del Gobierno y plantar a Berlusconi salvando un poco la cara. Llevan meses buscando una excusa para hacerlo y será difícil que se les presente otra ocasión como esta. La alternativa es hundirse con él e ir a las urnas como a un suicidio.

Bossi habló ayer de esto de modo explícito: «Europa quiere obligar a Berlusconi a dimitir, es un golpe contra él». Entonces recordó la polémica carta enviada por el Banco Central Europeo el pasado 5 de agosto, firmada por su presidente, Jean-Claude Trichet, y también por su sucesor, el italiano Mario Draghi. Era confidencial, pero la publicó el 'Corriere della Sera' hace un mes y mostró cómo la entidad impuso con dureza a Italia una exigente hoja de ruta. «Quien hace esto es un italiano», insinuó Bossi en un ataque inédito contra Draghi, muy respetado en Italia. «Con esa carta fusilaron a Berlusconi», aseguró. Lo cierto es que ayer le seguían disparando, también desde dentro.

El conflicto se arrastra desde el verano, y tarde o temprano tenía que llega a la batalla final, pero Berlusconi ha preferido jugar a estirar los tiempos, haciendo promesas a unos y a otros, a la UE y a la Liga, hasta que ambos le han puesto contra la pared para que elija.

La Liga ya hizo una guerra con ello en agosto, cuando se desató la presión desde Europa y empezó a fraguarse el sufrido plan de ajuste aprobado en septiembre. El partido de Bossi logró mantener fuera las pensiones. El 13 de agosto, el socio del primer ministro presumía muy ufano en una fiesta del partido: «Le he dicho a Berlusconi: 'Si tocas las pensiones, cae el Gobierno'».